En la Tierra a viernes, marzo 21, 2025

A PROPÓSITO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

‘Empoderamiento’ en marketing: “Su poder radica en qué historias elige contar y cómo”

ANA HERNÁNDEZ GILFEDDER, DIRECTORA DE MARKETING Y COMUNICACIÓN DE PSICONNEA, REFLEXIONA CON PRNOTICIAS SOBRE LA CONNOTACIÓN DE ESTA PALABRA

“La comunicación no solo transmite información, sino que moldea el pensamiento y define identidades. Decide qué historias se cuentan y cuáles se silencian, configurando el imaginario colectivo. No es solo un puente entre el conocimiento y la acción, sino el instrumento con el que se establecen o desafían las reglas del mundo. El empoderamiento no es solo facilitar espacios para que ciertas voces sean escuchadas, sino cuestionar quién ha tenido el poder de hablar y quién ha sido excluido”. Ana Hernández

La palabra ‘empoderamiento‘ nos lleva inmediatamente a pensar en derechos, reivindicación, lucha, igualdad, mujeres… La RAE la define como “acción y efecto de empoderar (hacer poderoso a un desfavorecido)”, pero la connotación social traspasa a la etimología y va a más… A propósito del Día Internacional de la Mujer, conversamos con Ana Hernández Gilfedder, directora de Marketing y Comunicación de Psiconnea, para reflexionar esta palabra, desde la perspectiva de la hasta la comunicación y el marketing

“Más allá de su etimología, el empoderamiento real requiere un trabajo profundo, tanto a nivel individual como colectivo. El cambio genuino comienza en la reconstrucción de nuestra manera de pensar. Significa cuestionar lo que hemos dado por normal. Desafiar las estructuras que perpetúan desigualdades. Equilibrar la balanza. Y, sobre todo, dejar de creer que no somos capaces”, nos adelanta, y así lo argumenta para los lectores de PRNoticias.

¿Cómo crees que la sociedad percibe el término “empoderamiento”?

Hay términos que generan resistencia. Empoderamiento es uno de ellos. Para algunos, está sobreutilizado, politizado o simplemente sienten que no les aplica.

Para ti, ¿qué es –y qué no es- el empoderamiento?

El empoderamiento no es una tendencia ni un privilegio, tampoco es solo un estado mental. Es la recuperación de lo que nunca debió ser arrebatado. Es el despertar de quienes sintieron que sus derechos fueron ignorados, minimizados o cuestionados.

¿Se refiere solo a la mujer?

Esta conversación no es sólo sobre mujeres. Es sobre un sistema que, a lo largo de la historia, ha aprendido a mantener el control debilitando. A veces de manera sutil, a veces de forma brutal. No importa si hablamos de género, clase, etnia o pensamiento: el patrón es el mismo. Fragmentar y enfrentar. Dividir y conquistar.

Más allá de la definición de la RAE, en la práctica, ¿quién da el poder? ¿Y quién lo toma?

La historia nos muestra cómo ciertas estructuras han limitado el acceso a la educación, la economía, la autonomía y la libertad de pensamiento. Un mecanismo que ha afectado a personas de todas las condiciones y, por supuesto, a las mujeres. A lo largo del tiempo, se han impuesto reglas sobre quién tiene derecho a aprender, a trabajar, quién puede hablar y quién debe callar, quién puede decidir y quién debe aceptar. Lo más peligroso de estas limitaciones no es que existan, sino que aprendamos a darlas por hecho. Porque el mayor truco del poder no es arrebatarlo. Es hacernos creer que nunca nos perteneció. Cuando alguien desafía estas normas, cuando se atreve a cuestionarlas y a recuperar su espacio, muchas veces llegan los ataques. Porque cambiar un sistema que beneficia a unos más que a otros siempre genera resistencia.

Entonces ¿habría que ir al origen para cambiar esta creencia y transformar la realidad a través de la narrativa?

Es fascinante explorar el origen de las palabras y cómo su significado evoluciona a lo largo del tiempo, y cómo la narrativa impacta en lo que creemos. Investigando, voy descubriendo que la palabra empoderamiento tiene su origen en el inglés empowerment, derivado del verbo empower, que significa dar poder o capacidad. A su vez, power proviene del latín potere, que significa ‘ser capaz de’. En su esencia más pura, empoderarse no es recibir poder de alguien más, sino recuperar la propia capacidad de actuar y decidir.

¿Y qué “poder” tiene la comunicación para que se entienda mejor el concepto de empoderamiento?

La comunicación no solo transmite información, sino que moldea el pensamiento y define identidades. Decide qué historias se cuentan y cuáles se silencian, configurando el imaginario colectivo. No es solo un puente entre el conocimiento y la acción, sino el instrumento con el que se establecen o desafían las reglas del mundo. El empoderamiento no es solo facilitar espacios para que ciertas voces sean escuchadas, sino cuestionar quién ha tenido el poder de hablar y quién ha sido excluido. Es desmontar narrativas que perpetúan desigualdades y construir otras que amplíen, en lugar de limitar. Es aprender a filtrar lo impuesto, desafiar lo que se da por hecho y no aceptar sin más lo que proviene de estructuras que refuerzan el statu quo. La comunicación transforma cuando deja de ser un eco de lo establecido y se convierte en un motor de cambio. Su verdadero poder no está solo en lo que se dice, sino en lo que se logra cambiar al decirlo.

¿Qué papel juega la industria del marketing en este sentido?

El marketing no solo promociona y vende promesas; también moldea la forma en que entendemos el mundo. En el contexto del empoderamiento, puede reforzar narrativas que perpetúan la dependencia y los sesgos o, por el contrario, impulsar mensajes que desafían creencias limitantes y amplían posibilidades. Su poder radica en qué historias elige contar y cómo las cuenta, ya que influye en lo que consumimos y en cómo interpretamos la realidad. Cada marca representa valores, una filosofía y una forma particular de influir en la vida de las personas. Su impacto va más allá del consumo: incide en cómo aprendemos, tomamos decisiones y nos relacionamos con nuestro entorno. Por eso, el marketing tiene una gran responsabilidad. Un marketing consciente no solo escucha de manera activa y empatiza, sino que genera mensajes que aportan valor real y positivo, dirigiéndose a quienes pueden beneficiarse de ellos de manera auténtica y significativa.

¿Y la innovación?

Innovar es desmontar lo que limita y construir lo que impulsa. Es romper estructuras que condicionan el pensamiento y restringen el desarrollo. En el empoderamiento, la innovación es también un proceso interno: cuestionar, desaprender, rediseñar. En el ámbito tecnológico, la inteligencia artificial y el machine learning no solo detectan patrones psicoemocionales que nos moldean, sino que revelan sesgos invisibles y ayudan a personalizar estrategias de transformación y aprendizaje. No se trata solo de ampliar el acceso a información, sino de ofrecer a cada individuo la posibilidad de reprogramar su propia mente y, con ello, su realidad. Innovar no es solo crear tecnología, sino desafiar lo establecido. No es imponer respuestas, sino abrir caminos. La innovación libera a quien antes creyó que no podía.

¿Por qué hablar y recordar el 8 de marzo?

Para reafirmar quiénes somos, lo que somos capaces de lograr y para no permitir que nadie nos obligue a jugar en un tablero diseñado para que algunas y algunos pierdan.

Seguiremos Informando…

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