El cambio climático está intensificando las olas de calor, y esto repercute gravemente en la salud y condiciones laborales de millones de trabajadores que desempeñan sus tareas al aire libre. Así lo revela un reciente informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Meteorológica Mundial, que alerta de que estas condiciones elevadas de temperatura provocan no solo enfermedades potencialmente mortales, como golpes de calor o daños renales y neurológicos, sino también una caída significativa en la productividad. Se calcula que entre un 2 % y un 3 % por cada grado que supera los 20 °C.
Asimismo, el documento destaca que cerca del 71 % de la fuerza laboral mundial—más de 2 400 millones de personas—opera en condiciones peligrosamente calurosas. La OIT estima que cada año se producen alrededor de 22,8 millones de lesiones relacionadas con el calor en el entorno laboral.
Entre las medidas urgentes que el estudio propone se encuentran:
- Adaptar las políticas de salud laboral según el clima y el tipo de actividad.
- Capacitar a empleadores, trabajadores y personal sanitario para identificar síntomas tempranos del estrés por calor.
- Invertir en innovación tecnológica y prevención que permita proteger la salud sin sacrificar productividad.
- Fomentar la colaboración entre gobiernos, empresas, sindicatos y comunidades locales para diseñar soluciones eficaces y sostenibles.
Además, la situación sanitaria global ya refleja el desgaste: un número creciente de muertes atribuibles al calor en Europa y otras regiones evidencia la urgencia del problema. Es por ello que desde la OMS y la OMM insisten en que actuar ahora no es una opción, sino una necesidad imperiosa.
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