Hay fichajes que cambian la historia de la televisión y el productor Josep Maria Mainat acaba de hacer autocrítica sobre uno de los más explosivos. El cofundador de Gestmusic y cerebro de ‘Operación Triunfo’ (OT) ha confesado sin rodeos: “Me siento culpable. Creé un monstruo”.
El “monstruo” al que se refiere Mainat es Risto Mejide, el polémico jurado que convirtió las galas de OT en un fenómeno de audiencia a base de críticas despiadadas y provocación. La revelación, recogida en el pódcast Vidas contadas, destapa cómo el intento de añadir un “toque de polémica” calculado se descontroló hasta devorar la esencia del formato.
Mainat recuerda que el fichaje de Mejide se gestó tras una colaboración exitosa previa. Risto parecía el jurado ideal: “ocurrente, rápido, distinto”. Al principio, el productor incluso ayudó al publicista a construir sus comentarios más ácidos. “Yo le decía: ‘Le damos un poco de caña a este, ¿vale?'”, relata.
Sin embargo, el juego calculado se desbordó cuando Risto descubrió el poder del share. “Se fue animando. Y cuando se dio cuenta de que meter caña subía la audiencia, ya no hubo freno”, explica Mainat. La audiencia de OT rozó el 50% de cuota, pero la crítica constructiva se transformó en un ataque sin límites.
La mecha prendió una noche que ya es historia negra de la televisión: Mejide invitó a la audiencia a cambiar de canal. “Señores, miren Antena 3, que es mucho mejor lo que hacen ahora que esta mierda que hacemos aquí”, lanzó en directo.
El despido frustrado y el grito de Jesús Vázquez
El caos alcanzó su clímax en esa misma gala con un comentario que cruzó todas las líneas: Risto insinuó un ataque homófobo al concursante Ángel Capel. La reacción fue inmediata. Jesús Vázquez, presentador del formato, explotó en directo: “Me parece un gesto homófobo que se suma a muchos feos que has tenido hoy”.
Mainat confiesa que la tensión fue tal que él y su socio, Toni Cruz, estuvieron a punto de entrar en el plató en directo para despedirle. “Si Jesús no hubiera intervenido, íbamos a salir Toni y yo, con una americana preparada, para despedirle allí mismo. Hubiera hecho historia“, admite. Aunque finalmente el despido fue discreto y por llamada de Telecinco, el productor resume el legado de aquel fichaje: “Cada vez que abría la boca tiraba mierda, mierda y más mierda”.
Ahora, con el talent show viviendo una nueva etapa en Prime Video, Mainat reflexiona con nostalgia sobre la magia perdida del formato. Lamenta que los concursantes actuales “cantan demasiado bien” y ya vienen “formados”.
“Lo que enamoró al público no fue el virtuosismo… fue la evolución“, concluye, sugiriendo que la búsqueda de cantantes perfectos ha matado el alma original de Operación Triunfo, aquella que permitía al espectador presenciar la transformación de alguien sin pulir en una estrella.
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