En la Tierra a viernes, diciembre 5, 2025

LA MIERDA RESUELTA

“Esta mierda te la resuelvo sí o sí”. Son las palabras de quien, de mierda -lo que se dice de mierda-, está hasta el cuello. Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial y expresidente canario, utilizaba ese lenguaje pedestre para solucionar las trabas que planteaba la compra, a precio de oro, de mascarillas y pruebas PCR a Eurofins y Megalabs, asegurando despejar cualquier duda que pudiera asaltar el cerebro de Koldo, director de la trama con quien siempre ha mantenido que “no guarda una estrecha relación”. Pero Koldo, con esa natural predisposición al lenguaje de portero de puticlub, llegó a ofrecerle el cuerpo si el ministro aceleraba el pago a Aldama: “Si lo consigues, me dejo violar por ti”, aseguraba. Y fue el mismo cermeño quien, por otra parte, solicitó de Víctor de Aldama -según testimonio de éste- la cifra de 50.000 euros como gratificación para compensar a Torres por el contrato con estas empresas.

El informe de la UCO, incorporado a la Audiencia Nacional, señala que el ministro Torres tuvo una intervención decidida y decisiva en la adquisición de test de antígenos a la empresa de Íñigo Rotaeche, socio de Aldama. Quizá la prueba más evidente de su empeño fue que advirtiera la posibilidad de recurrir a Pedro Sánchez ante las reticencias de Salvador Illa para aprobar la operación. “Me pide Illa una semana, para lo de los antígenos. Se lo doy. Y ahora, poniendo pegas. Yo no puedo retrasar más esa decisión. Lo llamaré en media hora, pero si no se resuelve, tendrá que intervenir Ábalos o Pedro”. Así dejó constancia el ministro, en noviembre de 2020, en un mensaje dirigido a Koldo García. Y así se desbloqueó la adjudicación y se firmaron tres contratos en tres meses consecutivos: diciembre de 2020, enero y febrero de 2021.

Por su parte, Ángel Víctor Torres compareció ayer ante los medios de comunicación para defenderse del informe de la UCO. Dijo el ministro encontrarse feliz y satisfecho con un informe que, según él, no demuestra actuaciones delictivas: “He sufrido un ataque difamatorio, con insidias, y falsedades, con vilezas, de las que se han hecho eco -incluso amplificado- los partidos políticos”. Aprovechó el ministro para anunciar una demanda por intromisión en su derecho al honor contra Víctor de Aldama: “Después de la lectura detenida se concluye que en ninguna de sus páginas hay comisiones. No hay mordidas, no hay pisos en Atocha, no hay mujeres explotadas sexualmente, no hay refinerías en Canarias, no hay nada de mi etapa como alcalde de Arucas. Es decir, ninguna de las acusaciones que me han estado haciendo de manera vil”. Asimismo, negó cualquier relación cercana con Aldama, reiterando que no cenó con él, sino con José Luis Ábalos. Respecto a las relaciones con Koldo García, reiteró que se fundaban en que el “portero del puticlub” formaba entonces parte de la estructura del Ministerio de Transportes. Y acabó su comparecencia señalando: “Este informe da luz ante las gravísimas acusaciones. Dice que no ha habido nunca actuaciones por interés propio. Siempre defendí el interés general para que pudiéramos afrontar la pandemia”.

Siendo objetivos, lo que se trasluce del informe de la UCO es un desmedido interés del ministro. por contratar con las empresas de la trama. Conviene señalar que estaba sobre aviso del coste desmedido de los productos (17,6 millones de euros) y de la escasa información que constaba sobre las empresas. Con todo y con eso, se empeñó en que se tenía que cerrar de urgencia el contrato, por lo que presionó a la funcionaria responsable de recursos económicos de Sanidad del Gobierno canario, Ana María Pérez, quien andaba flipada por el disparatado precio de las mascarillas y que mostraba, al mismo tiempo, su sorpresa porque un contrato de esa cantidad se firmara sin el visado del Gobierno.

Con la misma ingenuidad con la que un niño con las manos manchadas niega haberse comido el chocolate, ayer convocó el ministro una rueda de prensa en la que proclamó su inocencia tras un informe que no solo muestra su culpabilidad, sino que va más allá de lo individual y señala la degradación -en la práctica cotidiana- de la clase política española, a la que a una ineptitud evidente hay que sumar una valencia moral de la altura de una chincheta y el fondo ético de una lata de anchoas. Algo que multiplica cancerosamente la corrupción.

Dicen que esta mierda está resuelta. Y sí, lo está: repartida, diluida, normalizada. Tanto, que ya ni escandaliza. Es el pegamento invisible de la política: une partidos, contratos y silencios. Y mientras siga siendo útil, nadie querrá limpiarla.

Seguiremos infopinando…

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