El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz organizó recientemente el primer “Curso de enfermedad celíaca para profesionales sanitarios en formación”, con el apoyo del Grupo Joven de la Sociedad Española de Enfermedad Celíaca (SEEC) y celebrado en el marco de su Simposio “Fernando Fernández-Bañares”. La coordinación de la actividad corrió a cargo de la Unidad Avanzada de Enfermedad Celíaca del centro madrileño, que puso a disposición del encuentro formativo sus recursos y experiencia asistencial, y se celebró en la Escuela de Enfermería de la Fundación Jiménez Díaz.
El Dr. Sergio Farrais, responsable de la Unidad Avanzada de Enfermedad Celíaca de la Fundación Jiménez Díaz y vocal del Grupo Joven de la SEEC, subrayó que “existen cursos de formación en enfermedad celíaca, pero no con este enfoque ni dirigidos de manera tan específica a profesionales sanitarios en formación”. “Durante el periodo de formación en residencia de Aparato Digestivo, por ejemplo, no existe una rotación dedicada ni una formación estructurada en una patología que afecta aproximadamente al uno por ciento de la población”.
Perfiles clave
El programa estuvo orientado a perfiles clave en el manejo integral de la enfermedad celíaca: médicos residentes de Pediatría y de Aparato Digestivo, estudiantes del Grado en Nutrición Humana y Dietética y del Ciclo Formativo de Grado Superior en Dietética, así como estudiantes de Enfermería, sin olvidar a médicos, enfermeras y dietistas-nutricionistas ya en ejercicio interesados en actualizar su formación.
“Cada uno de estos perfiles desempeña un papel clave y complementario en la atención al paciente celíaco”, asevera el especialista. Los médicos son fundamentales en la sospecha diagnóstica, la indicación, realización e interpretación de las pruebas serológicas, genéticas y endoscópicas, y en la toma de decisiones clínicas. Enfermería constituye un pilar en la educación sanitaria y el acompañamiento de pacientes y familias. Los dietistas-nutricionistas, por su parte, resultan imprescindibles en el tratamiento, ya que la única terapia disponible es una dieta estricta sin gluten, sin excepciones ni trazas y evitando el contacto cruzado, algo que exige formación específica y un seguimiento estructurado.
“Y es que -apunta el Dr. Farrais-, en distintas series, entre el 60 y el 80 por ciento de los pacientes no cumplen adecuadamente la dieta, lo que se traduce en síntomas persistentes y un mayor riesgo de complicaciones a largo plazo, por lo que contar con profesionales especializados es clave para garantizar una alimentación segura, equilibrada y compatible con una buena calidad de vida.
Formato mixto
Con el objetivo de ir más allá de la formación teórica clásica, el curso se diseñó con un formato mixto. Un temario común proporciona a todos los asistentes una base sólida sobre fisiopatología, manifestaciones clínicas y criterios diagnósticos actuales de la enfermedad celíaca. A partir de ahí, los itinerarios específicos permiten profundizar en los aspectos más relevantes para cada perfil profesional, acercando los contenidos a su práctica real. La resolución de casos clínicos breves cierra la experiencia formativa, facilitando la integración de los conocimientos y su traslado inmediato a escenarios asistenciales concretos.
Entre las ideas clave que se quieren consolidar destaca, en primer lugar, “una nueva mirada sobre el diagnóstico”, señala el Dr. Farrais, y añade: “En los últimos 20 años, la enfermedad celíaca ha dejado de considerarse una patología rara, limitada a la infancia y con síntomas exclusivamente digestivos, para entenderse como una enfermedad sistémica, que afecta a todas las edades y puede manifestarse con cuadros muy diversos; reconocer esa variedad de formas de presentación y manejar correctamente las herramientas diagnósticas serológicas, genéticas y endoscópicas resulta esencial para sospecharla y confirmarla o descartarla de manera adecuada”.
En segundo lugar, tal y como explicó su coordinador, el curso incidió en la “complejidad real del tratamiento dietético”, con importantes implicaciones sociales y económicas que requieren la intervención de especialistas en Nutrición bien formados. Por último, se subrayó la “necesidad de un seguimiento periódico, indefinido, estructurado y multidisciplinar, con monitorización clínica, analítica, dietética y, cuando es necesario, endoscópica, para prevenir complicaciones y detectar precozmente a los pacientes no respondedores”, insistió.
Estrategia conjunta
Este curso se enmarca en la estrategia conjunta de la SEEC y de la Fundación Jiménez Díaz para mejorar la detección precoz y la calidad de vida de las personas con enfermedad celíaca. Y es que, mientras la SEEC impulsa iniciativas para homogeneizar criterios diagnósticos, promover la investigación y reforzar la formación, el hospital, a través de su Unidad Avanzada de Enfermedad Celíaca, apuesta por la formación transversal y la mejora continua de la práctica clínica en esta área.
“Tanto desde el Grupo Joven de la SEEC como desde la Fundación Jiménez Díaz queremos que el conocimiento fluya entre centros, se actualice de forma dinámica y llegue a todos los profesionales en formación. Nuestro objetivo final es muy claro: diagnosticar antes, diagnosticar mejor y acompañar a los pacientes de manera más eficaz”, concluye el Dr. Farrais, quien confía en que este sea solo el primer paso de un proyecto formativo llamado a consolidarse en los próximos años.
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