En la Tierra a martes, diciembre 16, 2025

Más del 70% de la inversión en marketing digital ya no influye en lo que las IA recomiendan sobre una marca

LAS EMPRESAS SE ENFRENTAN A UN NUEVO RIESGO: NO EXISTIR PARA LOS ALGORITMOS QUE HOY DECIDEN QUÉ MARCAS SE MUESTRAN, CITAN O RECOMIENDAN

LLYC advierte que hablarle a la inteligencia artificial ya no es opcional: las máquinas escuchan, aprenden y deciden

Durante años, las marcas han invertido millones en SEO, redes sociales, publicidad digital y presencia en medios con un objetivo claro: ganar visibilidad. Pero ahora, ese esfuerzo puede estar perdiendo impacto en el nuevo entorno digital. De acuerdo con el informe Machine Marketing de LLYC, más del 70% de la inversión actual en visibilidad digital no influye en cómo las inteligencias artificiales entienden o recomiendan una marca, lo que abre la puerta a un nuevo riesgo: la invisibilidad algorítmica.

Hoy, una parte creciente de las decisiones de consumo ya no pasa por buscadores tradicionales, influencers o comparativas humanas, sino por respuestas generadas directamente por sistemas de inteligencia artificial. Chatbots, asistentes de voz y motores conversacionales concentran la atención del usuario y entregan una única respuesta, sin necesidad de clics ni navegación adicional. En este contexto, si una IA no reconoce a una marca, para el consumidor simplemente no existe.

El informe señala que esta brecha se produce porque gran parte del contenido, campañas y activos digitales están diseñados exclusivamente para personas, pero no son leídos, procesados ni priorizados por los algoritmos. Incluso una estrategia sólida de SEO o una alta visibilidad en redes sociales puede resultar irrelevante si la información no aparece en fuentes, formatos y estructuras que las IA consideran confiables.

A este escenario se suma un cambio profundo en la forma en que se construye la confianza. El estudio revela que 45% de los consumidores ya equipara la credibilidad de la IA a la de los medios tradicionales, y más de la mitad confía tanto o más en recomendaciones algorítmicas que en influencers. La consecuencia es clara: la reputación de una marca empieza a definirse también dentro de la “memoria” de las máquinas.

Las marcas ya no compiten solo por atención humana, sino por relevancia algorítmica. Las máquinas escuchan, aprenden y deciden, y la cuestión ya no es si participamos en esa conversación, sino si estamos preparados para formar parte de su voz.

Ante este panorama, LLYC plantea que hablarle a la inteligencia artificial ya no es opcional, sino una condición mínima para seguir siendo competitivo. El marketing entra así en una etapa dual, en la que las compañías deben diseñar estrategias capaces de conectar emocionalmente con las personas y, al mismo tiempo, entrenar a los algoritmos que hoy influyen en la visibilidad, la credibilidad y la preferencia de marca.

El reto no es futuro, es inmediato. En un entorno donde la IA decide qué información se muestra y qué marcas merecen confianza, ignorar la conversación algorítmica implica quedar fuera del mercado, incluso para empresas consolidadas y reconocidas.

Accede al estudio completo aquí.

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