Tras el colapso producido en los meses más duros de la pandemia por COVID-19, el sector salud recibió el impulso necesario para digitalizarse. Algunas de las prácticas que sólo se llevaban a cabo en persona se reconvirtieron a formatos digitales para seguir ofreciendo una buena experiencia desde la distancia. Por ejemplo, las consultas y grupos de apoyo se gestionaron de forma virtual. Además, hubo un aumento considerable de la prescripción electrónica de medicamentos o de formaciones para médicos.
Gracias a esta transformación, los datos obtenidos ofrecen una mejor experiencia a los usuarios de estos servicios y garantizan una atención amplia y completa. No obstante, se pueden llegar a convertir en compañeros y asesores de una vida saludable. Por ejemplo, la empresa Vivaz monitoriza los pasos de sus usuarios y les bonifica cuando llegan a los 10.000. De esta manera, la empresa recopila información sobre los hábitos de vida de sus clientes y los usuarios ganan bonificaciones.
Beneficios en las consultas y fuera de ellas
Uno de los principales beneficios de este desarrollo tecnológico del sector salud es el aumento de la autonomía de los pacientes, gracias al incremento de la información obtenida a través de diferentes herramientas. Por otro lado, la innovación requiere profesionales formados, con capacidad para gestionar la salud de forma digital. Por este motivo, el colectivo sanitario y médico reclama más preparación para esta nueva era y casi el 70% de los encuestados afirma querer formación en herramientas digitales. Además, el 97% reconoce estar ya utilizándolas en su consulta.
Como conclusión, la salud de las personas es muy interesante para un sector que evoluciona de forma constante. Las políticas de privacidad de datos y su gestión es uno de los mayores retos porque desvelan información muy sensible que podría mermar los derechos de las personas. Asimismo, la introducción de las big tech endurece la competencia dentro de un sector muy disputado y con mucho futuro.
Seguiremos informando…