Las drogas son todas aquellas sustancias que tienen la capacidad de modificar el funcionamiento del sistema nervioso central. El uso regular puede provocar tolerancia y dependencia y el abuso deteriora al organismo, produce trastornos psicológicos y genera dificultades a nivel personal, familiar y social.
A pesar de que existe mucha información sobre los tipos de drogas y sus efectos, sigue habiendo mucha confusión en la población general acerca de su consumo, “yo no soy una persona adicta y lo tanto puedo consumir con control”, “un bajo consumo no me afecta para nada y puedo conducir”…, este tipo de planteamientos ante las drogas nos va separando cada vez más de un criterio de suma tancia y es que no hay consumo sin riesgo cuando hablamos de un comtamiento tan complejo como es la conducción de un vehículo.
Las sustancias depresoras del SNC (sistema nervioso central), como el alcohol, la heroína, las pastillas para disminuir la ansiedad, o las que facilitan el sueño, entre otras, provocan alteraciones cognitivas, problemas de atención, concentración y memoria, altibajos emocionales, altera la capacidad de alerta y el tiempo de reacción y los reflejos. Todas estas funciones son prescindibles para la seguridad en la conducción y lo tanto su alteración es un factor de alto riesgo.
Las drogas estulantes del SNC, como la cocaína, anfetaminas, nicotina y cafeína, entre las mas tantes, provoca aceleración mental, hiperactividad, disminución de la fatiga, reducción del sueño, ideas paranoides y depresión, falsa sensación de control, descoordinación, entre los efectos mas frecuentes y litantes para conducir.
Las drogas perturbadoras del SNC, como el LSD, hachís, marihuana, éxtasis, es decir sustancias alucinógenas, provocan sensación de lentitud en el paso del tiempo, somnolencia, alteraciones sensoriales, dificultades en las funciones complejas, descoordinación de movientos, alucinaciones. Todas ellas litan la capacidad del conductor y aumenta el riesgo de accidente.
Con todo lo descrito anteriormente hay que seguir concienciando a la población de que no hay consumo sin riego.
No es suficiente hacer un llamamiento a la responsabilidad de cada persona para no consumir drogas en el caso que tengan que conducir, ni aumentar los controles, ni aumentar las sanciones cuando se cometen infracciones, todo esto es necesario, pero hay que hacer más hincapié en mejorar la evaluación de las aptitudes psicofísicas requeridas para obtener el permiso o la licencia de conducción. El psicólogo y el resto de los profesionales que intervienen en la exploración de las aptitudes necesarias para conducir, haciendo un trabajo en equipo, deberían utilizar la metodología necesaria para recoger la información y los datos relevantes de una persona y discrinar si ésta esta consumiendo algún tipo de droga y tomar decisiones sobre si se le concede o no dicho permiso e iniciar un proceso de supervisión y prevención de comtamientos de riesgo.
Vicente Prieto Cabras
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
Vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
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