Hay Barberos famosos, como el de Rossini, y otros a los que les gustaría alcanzar la fama y viven en un constante ‘quiero y no puedo'. Entre los segundos se encuentra mi amigo, que cada vez que abre la boca para descalificar, va hundiéndose más en su insignificancia… Y como le han pedido que se muerda la lengua, se ha envenenado y vierte su veneno (aunque no de viva voz) a quien se deje envenenar.
‘Está metido en el congelador', comentan, y el que le ha metido, ha demostrado no tener la valentía suficiente para mantenerle allí secula seculorum, como Walt Disney y quien sabe si descongelarlo en el año 3000, y convertirle en presidenterobot, como el que visionaba un orador… ¡Pobres, periodistasrobot!
Los murciélagos nunca duermen…