Un nuevo ataque terrorista se ha producido esta mañana, esta vez en Malí. Es la noticia del momento que los medios de Comunicación han intentado cubrir como han podido. De momento, los más avanzados son los diarios digitales que han tenido que tirar de colaboradores externos desplazados a zonas cercanas al secuestro que se ha producido en Bamako la capital de Malí. Con ello, nuevamente se pone en tela de juicio el desplazamiento de corresponsales en el mundo, una especie en peligro de extinción al menos en España.
El País informa del acontecimiento con una crónica de José Naranjo firmada en Tombuctú, una ciudad también de Malí pero a más de 1.000 kilómetros de distancia de Bamako, el lugar de los hechos. En el caso de El Mundo la crónica está firmada por Carolina Valdehíta desde Nairobi capital de Kenia, a siete mil kilómetros de distancia del secuestro cruzando casi de este a oeste todo el continente africano. ABC por su parte lleva en primera página una crónica de Eduardo S. Molano, corresponsal en Accra., Ghana, a 1.500 kilómetros de distancia de Mali y atravesando Costa de Marfil y Burkina Faso en línea recta.
Tres ejemplos que claramente dejan en evidencia la falta de medios de los diarios españoles cuando se trata de cubrir noticias en zonas lejanas. África nunca ha sido una prioridad para los medios españoles y nunca ha sido una tierra fértil para corresponsables. Esta tendencia se ha acrecentado con la crisis de los medios de Comunicación lo que ha obligado a los editores a retirar prácticamente de todo el mundo –fuera de Europa- a los pocos corresponsables que existían.
Esto les ha obligado a tirar de colaboradores externos y freelance que en algún momento han escrito piezas para los respectivos diarios pero sin ningún tipo de relación laboral con sus diarios. Esto nos lleva a situaciones paradójicas en las que diarios españoles publican crónicas de periodistas que están a más de mil kilómetros de distancia de los hechos y que probablemente se estén enterando de todo por informaciones de televisiones locales o teletipos, algo que se podría realizar desde Madrid con similares recursos.
¿Hay que tener un corresponsal en cada país del mundo? Probablemente no, pero tampoco quizás tenga mucho sentido publicar crónicas de situación con periodistas desplazados en ciudades a más de siete mil kilómetros de distancia de, en este caso, la capital del secuestro de Malí. Ello, además considerando que los propios diarios se han encargado de dilapidar a sus pocos corresponsables que quedaban en el mundo.
