Uno de los efectos secundarios más desagradables de los tratamientos para la depresión y que más abandono provoca en la adherencia terapéutica es la disminución de la libido o el deseo sexual. Sin embargo, este problema de tolerabilidad podría estar solventado con la nueva generación de antidepresivos con un innovador mecanismo de acción multimodal. Según el psiquiatra Enric Álvares, “la dosis de 10 o incluso 15 mg/día de vortioxetina ha demostrado, en estudios llevados a cabo con animales, producir la misma disfunción sexual que el placebo, es decir, ninguna”.
“La disfunción sexual es un efecto muy común en muchos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRIs), pues la serotonina ayuda a manejar la depresión y la ansiedad, pero en mucha cantidad inhibe el deseo sexual. Adicionalmente, es posible que a medida que aumenta la serotonina se reduzca la dopamina, otro neurotransmisor que facilita la excitación sexual”, ha asegurado el doctor Enric Álvarez, director del Servicio de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pay y profesor titular de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona, durante la rueda de prensa convocada por Lundbeck para presentar el primer fármaco de esta nueva generación de antidepresivos.
El doctor Álvarez advierte que no se han registrado los mismos resultados con dosis superiores a 20 miligramos, pero insiste en que esta nueva generación de antidepresivos demuestran “mayor tolerabilidad en el paciente en cuanto a impulso sexual”. Para él, este nuevo tratamiento puede ser una herramienta de ayuda para mejorar la adherencia en aquellos pacientes que tantos les preocupa la disfunción sexual que sufren al tomar medicamentos como Paxil, Prozac o Zoloft, entre otros.
Mejoría de la función cognitiva del paciente en remisión
Pero el valor diferencial de este fármaco no reside exclusivamente en la mayor preservación del impulso sexual. La mejoría de la función cognitiva en pacientes que alcanzan la remisión de la depresión es uno de los fuertes de vortioxetina, comercializada en España bajo el nombre de Brintellix. Esta función cognitiva es, junto con la falta de energía y los trastornos del sueño, uno de los síntomas residuales de la depresión, es decir, aquellos que se han relacionado significativamente con un elevado riesgo de recaídas tras el tratamiento y con otros indicadores de mala evolución, como los intentos de suicidio.
Tal y como apunta el doctor Miquel Roca, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental y coordinador de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Juan March de Mallorca, “los síntomas cognitivos, como puede ser la indecisión a la hora de actuar o la falta de concentración, cobran cada vez más importancia porque se ha descubierto que repercuten directamente en la funcionalidad diaria del paciente”. El doctor lamenta: “Si estos síntomas cognitivos se convierten en síntomas residuales, el pronóstico de la depresión, su evolución a medio y largo plazo, resulta desfavorable y no nos permite hablar de recuperación”.
Una nueva generación de fármacos a un precio muy asequible
Tanto el doctor Enric Álvarez como el doctor Miquel Roca se han mostrado de acuerdo en que la única barrera que podría impedir o dilatar la instauración de este nuevo fármaco como terapia de primera indicación tendría que ver con argumentos económicos. Sin embargo, subrayan que los tratamientos de las enfermedades mentales y más concretamente el manejo de los pacientes, “es muy barato”. En el caso de Brintelliz, estiman que el coste supondría para el paciente unos 3 euros por caja.
El doctor Roca ha afirmado que este precio o el gasto que supone el manejo de los pacientes con depresión está “muy por debajo de cualquier enfermedad con la misma prevalencia y con el mismo impacto con la que sea comparado”. En este sentido critica que “la Psiquiatría no se merece estar en el vagón de cola”.
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