Las muestras de apoyo hacia la doctora Mónica Lalanda no han cesado desde que el pasado viernes, hiciera pública en su blog “Medicoacuadros” la decisión del Colegio de Médicos de Segovia de abrirle un expediente disciplinario por una falta grave que podría suponer hasta un año de inhabilitación profesional según el artículo 72.3 de los Estatutos colegiales. ¿Su pecado? Nada tiene que ver con su trayectoria profesional, que aquellos que la conocen califican de “intachable”. Todo viene a raíz de que la doctora se atreviese a opinar sobre el funcionamiento de las Urgencias y del “pisoteo” sufrido por el jefe del Servicio de Urgencias del Hospital General de Segovia. “Decidí hacer una abstracción de mi propia experiencia”, detalla.
Hoy, a escasas horas de comparecer en la sede del máximo órgano de representación de los médicos segovianos para que ser interrogada por el instructor que lleva el caso de este expediente disciplinario para resolver si es un hecho punible, sigue recibiendo mensajes de ánimo y de cariño. Por el contrario, el Colegio de Médicos de Segovia dicho no ha parado de recibir cartas y tuits de repulsa, lo que está favoreciendo a que su reputación se hunda por momentos. Desde AMYTS, por ejemplo, califican el trato del Colegio a la doctora como “injusto” y argumentan que la facultativa “está defendiendo de manera brillante la dignidad de todos sus compañeros”.
Sin embargo, este caso ha trascendido de lo que comenzó como una campaña de solidaridad hacia una compañera. Twitter lo ha convertido en una cruzada contra aquellos que tratan de reprimir o de coartar la libertad de expresión a quienes trabajan en el sistema nacional de salud. “El Colegio de Médicos de Segovia se pone en cabeza para tirar de corporativismo rancio”, dice uno de los innumerables tuits dirigidos al organismo por su “desproporcionada” medida. Otros compañeros han lamentado que los responsables del Sistema Nacional de Salud sigan sin acostumbrarse a que los profesionales opinen y critiquen las condiciones laborales en las que trabajan. En otro tuit puede leerse: “Los colegios deberían preocuparse de la dignidad de sus profesionales y de la calidad de su medicina, y luego quizás de las sensibilidades de sus colegiados”. Pero la repercusión del caso ha provocado que la prensa generalista también se haga eco del asunto.
Twitter, el medio preferido para lanzar campañas de apoyo a profesionales sanitarios
Fue precisamente el viernes cuando se creó el hashtag #ExpedienteMonica y cuando comenzó una improvisada campaña de apoyo y solidaridad sin precedentes en el mundo sanitario que contagió a muchos miembros de la blogosfera sanitaria. Médicos, enfermeros, farmacéuticos, abogados, estudiantes, periodistas e incluso pacientes… cientos de personas relacionadas de una forma o de otra con el mundo de la salud se han unido para evitar una resolución desfavorable para la doctora Lalanda y han expresado sus opiniones al respecto. El mayor pico de actividad se registró el viernes a última hora del día, con 270 tuits, pero el tema volvió retomarse el sábado por la mañana, con 198 tuits en tres horas. A día de hoy, el número de tuits lanzados alcanza los 1.994 y el número de impactos roza los 4 millones.
La campaña de apoyo a Mónica Lalanta recuerda a la protagonizada por Miguel Ángel Mañez, hoy en día Director de Recursos Humanos del Hospital de Fuenlabrada, cuando Redacción Médica le dedicó una tendenciosa editorial para empañar su reputación y su valía profesional cuando fue desligado del cargo de Director de Gestión del Complejo Hospitalario de Toledo. La publicación de Sanitaria 2000 le acusaba de ser una persona “excesivamente 2.0”. #AvaloaMañez alcanzó los 500.000 impactos y más de 200.000 búsquedas en apenas 4 días.
Expediente disciplinario abierto “por poner cara a la precariedad”
La propia Mónica Lalanda resume así lo sucedido: “Estoy en la calle, sin trabajo y sin paro, con un expediente disciplinario abierto contra mí por poner cara a la precariedad y la inseguridad de los pacientes“. Se refiere al texto que publicó en su blog a principios de agosto de 2016 tras renunciar a su puesto de trabajo como médico de Urgencias en el Hospital General de Segovia y en el que criticaba la “explotación laboral sangrante y despiadada” sufrida y la “esclavitud de un sistema sanitario absurdo que trata a sus profesionales como basura”.
En este escrito no menciona a nadie con nombre y apellidos, pero sí descarga contra su jefe, a quien achaca haber sido parte del motivo por el que tomara la decisión de renunciar a sus responsabilidades: “He renunciado al pisoteo de un jefe que, como tantos otros en la medicina española, maneja su servicio como si fuera su cortijo”. El texto de esta divulgadora sanitaria fue compartido de forma masiva a través de las redes sociales. Recibió 10.000 reacciones en Twitter y apareció en prensa médica y en prensa general. Hasta la Organización Médica Colegial (OMC), máxima institución de los médicos de España, se hizo eco de su escrito.
La doctora Lalanda insiste en señalar que su escrito no busca arremeter contra el Hospital General de Segovia ni contra sus trabajadores. ¿A quién podría importarle que yo deje mi trabajo en Segovia si no es porque miles de compañeros se ven reflejados?”. Sin embargo, en Segovia no fue bien recibido este post. El 22 de agosto, el jefe del Servicio de Urgencias de este hospital y otros 12 compañeros (de un total de 23 adjuntos) la denunciaron por sentirse “despreciados y humillados”. Y el 5 de enero, la doctora Lalanda recibió la carta en la que se le comunicaba oficialmente que se le iba abrir un expediente disciplinario por considerar que su texto pudo crear “alarma social sobre el funcionamiento del servicio de urgencias”.
La respuesta del Colegio Médico de Segovia a tuiteros y blogueros
Los artículos que la doctora podría haber vulnerado son dos. El primero dice así: “Los médicos se abstendrán de criticar despectivamente las actuaciones de sus colegas. Hacerlo en presencia de sus pacientes, de sus familiares o de terceros es una circunstancia agravante” (Artículo 37.3). Por su parte, el artículo 38.3, apunta: “Las discrepancias entre los médicos no han de propiciar su desprestigio público. Se evitará el daño o el escándalo, no estando nunca justificadas las injurias a un colega. Se evitarán las polémicas públicas; las divergencias se resolverán en el ámbito profesional o colegial”.
Enrique Guilabert, presidente del Colegio de Médicos de Segovia, ha reaccionado ante la avalancha de críticas recibidas pidiendo que se reconsidere su auténtica implicación en el asunto: “Yo no soy el contrario, no estoy enfrentado a ella. Nos vemos inmersos en estas críticas contra mi persona y contra el Colegio. Críticas que están afectando a mi familia y a la profesión, pero dadas las denuncias que hemos recibido por parte de los antiguos compañeros de Lalanda no nos ha quedado otra alternativa que abrir expediente”.
Según explica, “las redes sociales han hecho una interpretación totalmente errónea de la situación, puesto que solo han tenido en cuenta el punto de vista de Lalanda”. Guilabert, sin profundizar en el tema por tratarse de información reservada, detalla que el expediente disciplinario se basa en información que va más allá del post que publicó la doctora. Pero también reconoce que la doctora Lalanda “no ha hecho nada por lo que pueda haber una sanción desproporcionada”. “Yo he sido una persona activa en movimientos de lucha contra la Administación cuando hemos sufrido recortes y ella igual, por lo que estamos navegando en la misma línea”, concluye.
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