La proliferación de diferentes tipos de artrópodos tras una inundación puede suponer una serie de riesgos para la salud añadidos, especialmente en el medio y el largo plazo. Algunos de ellos pueden generar importantes molestias a causa de su picadura, pero, además, existen determinadas especies capaces de actuar como vectores de enfermedades infecciosas con un impacto en la salud mucho más importante.
Se deben tomar las medidas oportunas para prevenir la proliferación de estos artrópodos y controlar su densidad, así como para reducir la posibilidad de contagio de dichas enfermedades.
Como medidas de prevención a la población, se recomienda:
- Evita que los recipientes o utensilios recuperados acumulen agua.
- Protege con tela mosquitera o tapa los recipientes donde almacenes agua (bidones, cubos, etc).
- Guarda los alimentos en lugares limpios y protegidos del acceso de roedores. Recuerda desechar los alimentos afectados por las inundaciones.
- Deposita las basuras en bolsas cerradas y en los lugares habilitados para ello utilizando los contenedores si estuvieran disponibles. En su ausencia, lo más alejado posible de las viviendas.
- Recupera, limpia y recoloca, en la medida de lo posible, las mosquiteras en ventanas y puertas.
- En caso de observar presencia de mosquitos, utiliza ropa que cubra extremidades y repelente en zonas de piel no cubiertas.
- En caso de observar una acumulación de mosquitos o la presencia de roedores, avisa a las autoridades.
Para todos aquellos que tengan síntomas de riesgo habiendo estando expuesto a zonas inundadas o participado en tareas de limpieza, piden que recurran a atención sanitaria lo antes posible ante cualquier signo de alarma o empeoramiento. ¿Cuáles son los síntomas que deben poner en alerta a afectados y voluntarios?
- Fiebre elevada y persistente.
- Diarrea o vómitos intensos o persistentes, o si implican deshidratación (sequedad de boca o disminución de la orina).
- Dolor abdominal intenso.
- Coloración amarillenta de la piel y/o los ojos.
- Orina oscura.
- Tos persistente o dificultad para respirar.
- Erupciones rojas o púrpura en la piel que puedan indicar sangrado bajo la piel.
- Dolor de cabeza intenso o rigidez de cuello.
- Confusión, desorientación o agitación.
- Heridas abiertas o lesiones, especialmente si presentan signos de infección (enrojecimiento, hinchazón, secreción o dolor).
- Nivel de estrés o ansiedad que te sobrepasa.
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