Que el nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, haya respondido este 20 de enero a los periodistas en el Despacho Oval -mientras firmaba su batería de decretos- que España es un país miembro del bloque de los BRICS de economías en desarrollo (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), ha dado mucho de qué hablar en nuestro país, tanto en la esfera económica como en la política. La confusión ha generado nerviosismo, entre unos y otros, cobrando relevancia la pregunta que ya se hacían los analistas antes de la investidura: ¿Es España prioridad estratégica para Estados Unidos?
“El gobierno de España debe tener en cuenta que para Estados Unidos nuestra nación no está siendo una prioridad estratégica”, explica a PRNoticias el director de Public Affairs de la consultora Grayling España, Javier Corrales, quien recuerda que sí ha tendido una alianza más estable con nuestro vecino, Marruecos.
Corrales atribuye esta posición a la indefinición geopolítica de España, “cambiante en función de los gobiernos sucesivos durante los últimos años, y en especial los posicionamientos del actual gobierno español en los conflictos de Oriente Medio, Venezuela o Cuba”. Para el experto, esta indefinición ha hecho que España esté muy alejada del actual gobierno de Trump en política internacional, “lo que supondrá estar muy alejado de suponer una influencia política a nivel global”.
Aclara el el director de Public Affairs de Grayling España que “los datos macroeconómicos de España son positivos dentro de la actual zona euro, y esto debería utilizarlo el gobierno en nuestro país como elemento generador de oportunidades e intereses compartidos con la administración americana”.
La incertidumbre y las relaciones comerciales
Uno de los elementos que valoran los expertos como constante en la nueva legislatura de Donald Trump es la incertidumbre. Para Corrales, “el sector de los Asuntos Públicos se prepara con cierta incertidumbre e inquietud. En especial, preocupan las relaciones comerciales que se establecerán con la Unión Europea, y más concretamente con España, y las consecuencias para las empresas”.
Tal incertidumbre podría hacer que aumenten las medidas proteccionistas a uno y otro lado del Atlántico, lo que supondrá un verdadero reto para el sector de los Asuntos Públicos, explica Corrales, pero también pueden surgir oportunidades, dice. Estas vendrían derivadas de las nuevas prioridades que establezca la administración Trump, “como pueden ser en las finanzas, determinados sectores industriales y/o tecnológicos principalmente”.
La política autártica y los aranceles
El analista considera que lo más difícil de prever serán los efectos de la política de Trump, a la que denomina “autárquica”, en la que prima su America First del eslogan repetido hasta la saciedad Make America Great Again (MAGA), y su efecto en España, derivado de las políticas y relaciones de los Estados Unidos con la Unión Europea. Para él, hay tres puntos realmente imprevisibles.
El primer punto que resalta Corrales está relacionado con las medidas comerciales proteccionistas, en especial los aranceles de productos de exportación. El segundo son los nuevos planteamientos energéticos, en tanto “para la administración Trump ya no prima la economía verde, eliminando cuotas y sellos exigidos durante la administración Biden, así como el fomento de la energía nuclear como una energía barata, eficaz y ahora sí, verde”.
El tercer punto imprevisible, según el experto, está relacionado con el alcance de los cambios en el nuevo orden mundial, con unas organizaciones internacionales que a su juicio se verán debilitadas.
“Por ejemplo, podrían darse nuevas exigencias de gasto en las organizaciones internacionales en las que Europa une esfuerzos con el país norteamericano. Trump ha pasado de exigir el desembolso de un 2 % del PIB nacional al 5% en defensa a los países miembros de la OTAN. En la pasada administración Trump, ya vimos cómo a modo de castigo se impusieron aranceles a la aceituna negra sin posibilidad ninguna de renegociar ese acuerdo”, argumenta Corrales.
Los ahora necesarios lobbies republicanos
El cambio que implica la nueva administración Trump obliga a establecer nuevas relaciones de confianza, ahora con lobbies republicanos. Así lo recomienda Corrales, quien asegura que en esta legislatura tres tipos de empresas lo necesitarían más que otros: las financieras, las industriales y las tecnológicas.
“Teniendo en cuenta los rasgos aislacionistas o de protección de las compañías americanas, todas aquellas compañías españolas que deseen ‘subirse a la ola’ de este crecimiento, deberán establecer relaciones estratégicas y comerciales con compañías que ya estén establecidas en los Estados Unidos”, advierte.
También hace referencia a la nominación de Benjamín León Jr. como embajador de Estados Unidos en España, como un elemento a considerar. “Es un movimiento lógico dentro de la habitual política de Trump de nombrar embajadores empresarios/donantes. Benjamín León Jr. ha apoyado mucho a Trump en las campañas electorales. Esto no es necesariamente negativo ya que implica que Benjamín León tiene ‘el oído de Trump’ “.
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