El próximo 24 de mayo se celebran elecciones municipales y autonómicas en todo el territorio nacional, donde partidos tradicionales como Partido Popular y PSOE medirán su fuerza ante los emergentes Podemos y Ciudadanos, nacidos en la era del 3.0. Como cada campaña electoral, la jornada de votación irá precedida de una jornada de reflexión que, desde 1985, está regida por una serie de prohibiciones legales vinculadas a la propaganda política. Con la incursión de estos nuevos partidos, nuevas claves de Comunicación política y la generalización de internet y las redes sociales como herramientas de campaña se pone de manifiesto un nuevo debate: ¿Tiene sentido la veda electoral durante la jornada de reflexión en la era de las comunicaciones o es más bien una costumbre asentada? ¿Guardan realmente silencio los partidos en las redes sociales?
La Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) de 1985 establece claramente en su artículo 53 que no se puede difundir propaganda ni realizar acto alguno de campaña electoral una vez que ésta haya legalmente terminado. Especifica, además, que no se puede pedir el voto a partir de las 00.00 horas del día anterior a la votación. Sin embargo internet y, en concreto, las redes sociales quedan fuera del control de la Junta Electoral Central, que es el órgano que se encarga de velar ese día por el silencio político. La ley electoral, reformada por última vez en 2011, no contempla este fenómeno.
Durante el día previo a las elecciones andaluzas, el pasado 21 de marzo, asistimos a una jornada de reflexión con más presencia que nunca de los principales partidos en redes sociales y sitios oficiales de los partidos. La formación de Pablo Iglesias, con la gaditana Teresa Rodríguez como candidata a la presidencia de la Junta, consiguió ser trending topic en Twitter desde el cierre de campaña. Por su parte, el ‘vota naranja’ de Ciudadanos y el ‘vota PP’ siguieron presentes en Twitter durante la jornada de reflexión. Los sitios oficiales del PSOE e IU en Twitter y Faceboock han respetado el final de la campaña y el plazo de reflexión. Sin embargo, la formación de Pedro Sánchez se trasladó a Puebla de Sanabria, en Zamora, donde celebró un meeting político, al igual que Mariano Rajoy, que viajó a Valencia para su primer gran acto de partido en diez meses. Con todo, la etiqueta más repetida, hasta el punto de convertirse en tendencia en Twitter durante toda la jornada de reflexión, ha sido #VotaPodemosAndalucia.
Con este panorama, un poder de difusión infinito en internet y una ley electoral que parece quedarse obsoleta, al no contemplar los nuevos formatos de Comunicación política y los nuevos escenarios de campaña, cabe preguntarse si la jornada de reflexión ha perdido su sentido. Según David Redoli, presidente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) ‘la respuesta depende del enfoque que tomemos. Todo depende del criterio que adoptemos para valorar las implicaciones que lleva aparejadas la jornada de reflexión. La Junta Electoral Central, por ejemplo, considera que la jornada de reflexión es esencial en unas elecciones democráticas, en mi opinión es ya más una convención establecida que una imprescindible exigencia de calidad de la democracia’. ‘¿Se puede poner puertas al campo?’ se pregunta Natalia Sara Mendinueta, consultora independiente de Comunicación, ‘Creo que es un acto simbólico y que hay que evolucionar con los acontecimientos y con las nuevas herramientas de Comunicación’ añade.
La Jornada de Reflexión tiene origen en una democracia recién estrenada. Aquel día permitía descanso a los ciudadanos y una oportunidad para evitar incidentes y alteraciones de la libertad para votar. Hoy, en una democracia asentada, un espacio incontrolable como internet y el anonimato que nos ofrecen las redes ponen en entredicho la necesidad de este día.
Hay que recordar que los que tienen prohibida la realización de la campaña son ‘los candidatos, partidos, federaciones, coaliciones o agrupaciones’. Por tanto, si los candidatos hablaran con su electorado, ¿se entiende que están haciendo campaña? En cualquier caso, los ciudadanos pueden ejercer la Comunicación interpersonal sin trabas. Debería definirse muy bien qué es libertad de expresión y qué es hacer campaña en estos casos en los que son los votantes los que reflexionan públicamente en las redes, y delimitar cuál está siendo el alcance sus mensajes. David Redoli asegura que ‘las redes sociales amplifican ese debate que siempre ha existido, nada más. Quien no quiera escuchar nada más el día antes de introducir la papeleta en la urna, no tiene por qué entrar en las redes sociales. No es obligatorio ‘escuchar’. Que haya conversaciones ciudadanas en las redes sociales no cambia, en mi opinión, el objetivo principal de la jornada de reflexión’. Por otro lado, hay que tener en cuenta a los nuevos receptores de los mensajes electorales muy activos en las redes: los menores de edad y futuros votantes.
A raíz de estas cuestiones salen a flote otros contrasentidos. También queda prohibida la publicación y difusión o reproducción de sondeos electorales por cualquier medio de Comunicación. ‘Se realizan sondeos a pie de centros electorales cuando todavía está abierto el plazo para votar’, señala Natalia Sara Mendinueta. La globalización de la información y la internacionalización de las estrategias de Comunicación Política hacen sencillo saltarse esta prohibición acudiendo a la publicación de encuestas en medios de otros países.
Por su parte, la Junta Electoral ya declaró ilegales las manifestaciones del 15M en 2011 durante las elecciones autonómicas y municipales, por no respetar el derecho a reflexión de los ciudadanos y, sin embargo, no encontró problema en las concentraciones tras la final de la Champions por no considerar que interfirieron en las elecciones europeas. Además, las Juntas Electorales sólo actúan cuando se presentan recursos ante ellas y no tienen ningún mecanismo de seguimiento de esa información, que es delito cuando se trata de medios de Comunicación, pero que no deja de ser libertad de expresión cuando se trata de particulares.
En cuanto a próximas regulaciones en este sentido de cara a futuras elecciones, el presidente de ACOP tiene claro que ‘debería abrirse en España un debate sobre el alcance y los límites de la jornada de reflexión en un contexto de tan alta densidad mediática y de deslocalización informativa gracias a Internet’.
Teniendo en cuenta este contexto debemos plantearnos hacia dónde va a evolucionar la Comunicación política y si deben cambiar las estrategias de los partidos en este sentido. Natalia Sara Mendinueta apuesta por una ‘mayor transparencia y mayor cercanía con las personas generando ámbitos de participación. Se deberán manejar perfectamente de manera continuada, día a día, todos los tipos de canales digitales y offline para estar ahí, para transmitir y cultivar una marca personal de cada uno de los políticos: real, cercana y con liderazgo’. David Redoli añade que ‘será necesaria una mayor profesionalización de la Comunicación política’.
La Jornada de Reflexión sigue vigente en nuestros días y se encuentra ante un nuevo escenario donde parece imposible controlar los infinitos flujos de información y la capacidad de difusión de las redes. Quedan prohibidos los actos electorales, pero aún no existe una manera de enfrentarse a la asincronía de internet y la presencia permanente y accesible de todos los contenidos, que permite que los actos políticos, mensajes, vídeos y propaganda de toda la campaña aparezcan ante el ciudadano
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