Google continúa acumulando malas noticias. Y es que, a las demandas que tiene pendientes por abuso de posición dominante y por violación de los derechos de autor (que pueden costarle una multa sin precedentes en la historia) pueden sumarse más cargos, si así lo demuestra la justicia francesa, la cual ha estado registrando, como informa Le Parisien, desde las cinco de la mañana y de la mano de cerca de 100 funcionarios de Hacienda (a los que se ha sumado la Unidad contra la Delincuencia Financiera) sus oficinas en el país galo. Todo en busca de documentos que prueben lo que llevan años intentando y aún no han conseguido: demostrar un delito flagrante de evasión de impuestos. De hecho, se espera encontrar documentos que prueben el desvío de capitales a paraísos fiscales, desde terreno francés, vía Irlanda.
El dinero que debería Google asciende a una fuerte cantidad: 1.600 millones de euros (al cambio, cerca de 1.800 millones de dólares). Con ello, el país galo cumple el aviso que realizó el pasado 24 de febrero, fecha en la que hizo público el hecho de que la tecnológica debía dinero y el cual coincidió con la visita de uno de los CEO’s de la marca, Sundar Pichai. Fue a éste al que, en mitad de un debate en Sciences Po, se le preguntó sobre el pago de sus deudas. La defensa del máximo responsable del buscador se resumió el destacar que están al día en Estados Unidos y que estaban trabajando para llegar a un acuerdo con el europeo. Este hecho se reflejó en la solución final del pago en Reino Unido, hace unos meses, que se dato en 173 millones de euros tras unas duras negociaciones.
Una triquiñuela de lo más utilizada
El truco de Google, y de otras muchas empresas consideradas “grandes” es derivar sus impuestos a países como Irlanda que, al pertenecer a Barbados (en este caso) cuenta con unas obligaciones tributarias más laxas (12,5%). Esto queda lejos del 19% que argumentaba en el pasado el propio Sundar Pichai y mucho más del 30% que le correspondería en la mayoría del territorio europeo. Así, y con la invasión en curso, Google tendrá que sentarse a la mesa y buscar una salida “salomónica” a este nuevo frente para no sufrir un nuevo revés en sus gastos anuales.
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