Como cada año, Reporteros Sin Fronteras ha hecho público su balance anual en el que analiza la situación de los periodistas en el mundo: secuestros, encarcelamientos y desapariciones. En este momento, 54 profesionales del periodismo se encuentran secuestrados, desaparecidos o encarcelados, lo que supone un aumento del 35% respecto al pasado año. Más de medio centenar de periodistas que han sido castigados por ejercer su trabajo en zonas de conflicto o enfrentarse a Gobiernos antidemocráticos. Cabe destacar a los tres periodistas españoles: Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López, que desde este verano permanecen secuestrados por Al-Nusra, vinculada a Al Qaeda.
Los tres fueron secuestrados el pasado 13 de julio en la ciudad siria de Alepo junto a su guía, que tal y como contempla Reporteros Sin Fronteras en su último informe, habría sido liberado días después del secuestro. Los tres españoles, y varios periodistas más, se habrían convertido en moneda de cambio para organizaciones terroristas que buscan amplias cantidades económicas y notoriedad mediática, a cambio de la vida de los periodistas.
Siria se ha convertido en el foco de conflicto más peligroso con 26 periodistas secuestrados, por delante de Yemen con 13, una decena en Iraq y cinco en Libia. En lo que respecta a los secuestradores, tal y como recalca el informe de Reporteros Sin Fronteras, el Grupo Estado Islámico mantiene retenidos a 18 periodistas, nueve los Hutíes, cuatro Al-Nusra, tres Al-Qaeda, uno el Ejército Libre Sirio y 19 organizaciones indeterminadas.
Pero además, 153 profesionales del periodismo siguen detenidos en todo el mundo: 23 en China, que sigue siendo uno de los países que más represión mantiene contra los periodistas, ha encarcelado a 23 periodistas, por delante de Egipto con 22, Irán con 18, Eritrea con 15 y Turquía con nueve. Además, 66 periodistas más se mantienen encarcelados en el resto del mundo.
Aunque en este 2015 que está a punto de acabar, Oriente Medio y África del Norte han concentrado la mayoría de las desapariciones, lo cierto es que también América Latina, África y Asia han mantenido casos de desapariciones. La incertidumbre y el estado de los desaparecidos se han convertido en un arma de disuasión para los periodistas que quieren cubrir informaciones en zonas de riesgo y conflicto.
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