Ernesto Sáenz de Buruaga ha fracasado en la primera entrega de ‘Así de claro’. El periodista navarro ha conseguido un pobre 6,5% de share con 976.000 espectadores, muy por debajo de la media del día de La 1 situada en el 8%. Esta comparación no es casual porque es el propio listón que se impuso Buruaga en la presentación del programa donde pidió ‘paciencia’ y una vara de medir similar al resto de programas de debate. En todas estas comparativas ‘Así de claro’ queda en deuda.
Es verdad que Ernesto Sáenz de Buruaga compitió en uno de los días más duros de la semana contra otros dos estrenos: ‘Anclados’ de Telecinco que debutó con un 21,7% de share y 4.098.000 espectadores y ‘Pekín Express’ que en Antena 3 reunió al 16,2% de la audiencia y 2.630.000 fieles. Pero también es cierto que el capítulo de estreno de ‘C.S.I. Las Vegas’ en Cuatro registró un 8,4% y 1.698.000 espectadores y ‘Refugiados’ de la Sexta tuvo un 6,3% y 1.187.000.
Es decir, por número de espectadores se convirtió en el programa menos visto de las cinco cadenas con más audiencia, algo impensable para un espacio cuyas 27 entregas costarán 2,1 millones de euros a TVE y que es la gran apuesta de final de temporada de la cadena pública. En la presentación del programa el director de TVE José Ramón Díez señaló que Buruaga está sometido a una evaluación tras los primeros cuatro programas y que la media de audiencia para ‘tomar decisiones’, esto es terminar con el programa de manera anticipada, está cerca del 12%.
Con todo, y lejos del análisis de los datos –que son muy desfavorables- el programa dejó mucho que desear. En esta misma rueda de prensa de presentación Buruaga se cansó de decir que aspiraba a hacer un ‘buen programa de televisión’, pero visto el resultado estamos bastante lejos de esta excelencia prometida. El espacio se antojó anticuado y con un debate peligrosamente similar a ‘Madrid Opina’ con tertulianos trasnochados y muy lejos del dinamismo de la competencia: y es que Bieito Rubido, Fernando Sánchez Dragó o Victoria Prego no son precisamente representantes de la nueva televisión.
El espacio comenzó además con una ‘tertulia’ con ‘ciudadanos de la calle’, cuatro personas en un bar hablando de los pactos políticos pero con muy poca frescura y diálogos que parecían guionados desde la producción del programa. El espacio fue avanzando y contó con Albert Rivera de Ciudadanos y el propio Pablo Iglesias, la gran sorpresa de la noche, dos invitados que en la Sexta, Cuatro y Telecinco han obtenido millonarias audiencias pero que en el espacio de Buruaga no ayudaron a subir del millón de espectadores.
Luego hablaron de la Copa del Rey y de los nacionalismos exacerbados, un tema que sirvió para reafirmar las tesis populares (del PP) sobre la unidad de España. No obstante, frases como ‘los mismos que pitan el himno en la Copa del Rey salen a la calle a celebrar los triunfos de La Roja’, o ‘Piden el respeto que no tiene con la bandera de España para sus propios símbolos’, en nada ayudan a fomentar este clima de ‘unión’.
Buruaga tiene mucho camino por recorrer si es que quiere remontar audiencias y dar un giro a su formato si es que quiere cautivar a los oyentes y poder captar el interés de los telespectadores. De lo contrario ‘Así de claro’ está condenado a hundirse y a mantener una peligrosa y descendiente franja de audiencias. Y no estamos hablando ni de manipulación ni de un programa escorado a un determinado color político. Simplemente hablamos de un formato al que le falta mucho para cuajar y demostrar ‘excelencia’.
