Los primeros días de Todo es mentira no han sido especialmente fáciles, ya que las bajas audiencias han sido la tónica general del formato durante las cinco entregas que ha emitido Cuatro hasta la fecha. A esto hay que sumarle la polémica que protagonizó Risto Mejide el pasado viernes, cuando comenzó el programa explicando que dejaría de leer el cue como venía haciendo hasta el momento para dejar más espacio a la improvisación.
Para intentar frenar este mal inicio, los responsables de Todo es mentira han optado por apostar por rostros de Sálvame para impulsar sus audiencias. El viernes, Belén Esteban acudió al show de Cuatro para convertirse en colaboradora del espacio por unos minutos. Además, Risto y Carlota Corredera intercambiaron unas palabras en los pasillos de Mediaset ante las cámaras de sus respectivos programas, emplazándose a cambiarse el puesto por un día en el futuro.
Tras observar una ligera subida en audiencias con respecto al resto de entregas, un nuevo rostro de Sálvame acudió a Todo es mentira el pasado lunes. En esta ocasión, Lydia Lozano fue la que saltó de canal para comentar los temas del día junto a Miguel Lago, Antonio Castelo, Marta Flich, Itziar Castro y Elsa Ruiz. Además, Kiko Hernández también se dejó caer por el espacio para echarle en cara a la colaboradora su cambio de actitud en el programa, acusándole de mostrar su cara más triste en Sálvame.
El nuevo rumbo no convence a los espectadores
El resultado de esta estrategia ha sido, cuanto menos, cuestionable. La visita de Belén Esteban reportó a Todo es mentira un pequeño repunte (3,1% de cuota y 369.000 televidentes), aunque insuficiente para acercarse a Zapeando, que dobla con facilidad al show de Risto. Pero esta tendencia al alza solo fue un espejismo, ya que el lunes devolvió al programa a la realidad: el espacio anotó un 2,9% de share y 341.000 espectadores en su quinta entrega, siendo superado por las ofertas de canales minoritarios como FDF o La 2.
Además de no conseguir convencer en audiencias, este rumbo no ha gustado a parte de los espectadores, que no comprenden como un espacio que se presentó como gamberro y transgresor ha acabado tirando de personajes de Sálvame para intentar levantar sus datos. Lo cierto es que la jugada carece de sentido ya que, los seguidores del programa que presenta Jorge Javier Vázquez son fieles al formato y no lo van abandonar para pasarse a Cuatro, mientras que el público potencial de Todo es mentira no está interesado en los colaboradores de Sálvame.
Su caso recuerda a lo sucedido con Zapeando, su gran rival: el espacio de Frank Blanco aterrizó en laSexta sin un estilo fijo y naufragó durante un tiempo hasta que encontró un sello propio a partir del cual construir su identidad. Todo es mentira parece seguir estos pasos aunque, en esta ocasión, los incoherentes bandazos del formato no hacen prever un gran futuro a corto plazo para el programa.
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