En la Tierra a lunes, 20 mayo, 2024

CHINA navega por el MANZANARES

Antes de arribar a la Moncloa, Miguel Sebastián, hoy sumido en un marasmo de celos y vendettas repetía en sus colaboraciones en TVE (“La economía”, que dirigía Pedro Carreño) que el gran problema de nuestra España era la productividad. Casi dos años después del 14M no hemos avanzado ni una baldosa. Somos un ejemplo de ineficacia. Trabajamos más que los demás, y producos menos. España ha perdido el tren del comercio mundial. Nuestro déficit comercial puede rondar en 2005 el récord del 10%. Las taciones crecen con euforia, mientras las extaciones se estancan, y las facturas del gas y del petróleo se disparan.

 

La globalización, tan denostada izquierdistas retrógrados y proteccionistas adictos a la subvención, ha permitido que Asia despegue. Les recomiendo que lean “La tierra  es plana” de Friedman y “China S.A.” de Fishman, los dos en la librería más cercana. China e India se han lanzado a una carrera vertiginosa de creciento. La transferencia de rentas y tecnología hacia ese lado del mundo es colosal. Las comunicaciones han roto todos los esquemas. Los jóvenes indios formados en las escuelas tecnológicas de Bangalore ya no emigran. Redes de fibra óptica y cables suboceánicos les permiten trabajar en empresas que hacen la declaración de la renta a ciudadanos de Idaho o de Wisconsin, o reservar una mesa en un restaurante del Village para un cliente de Nueva Jersey. China rompe los mercados con precios ínfos en el textil, la informática, los automóviles o las llantas de aleación. Ya no sólo consumen petróleo, ahora compran compañías enteras; no sólo fabrican tátiles, sino que son dueños de toda la división de ligeros de IBM. China atrae ramos industriales enteros, presta dinero a una economía norteamericana endeudada, y dicta las reglas del consumo al otro lado del Pacífico.

 

La deslocalización tiene un ritmo creciente. Frente a esta migración del trabajo ¿qué hace Europa? Jaleadas la decadente Francia, a las autoridades de la Unión no se les ocurre otra cosa que crear un fondo de 500 millones de euros para paliar sus efectos. Es como apagar un incendio con gasolina. El remedio agrava la enfermedad. En lugar de liberalizar y elinar trabas y reglamentos,  reparten aspirinas para las pesadillas. ¿Y en España?  Aquí pedos reglas del juego pero cuando viene Mittal Steel a compra una siderúrgica levantamos las aduanas. ¿Pero no habíamos quedado en que la globalización les hacía más pobres? El único sector inmune  al acoso de los países  en desarrollo  es  el del turismo. Cabe tanto el consuelo de que nuestros hijos siempre tendrán un puesto de camareros en alguna cadena de restaurantes de propiedad china, o el de  seguir protestando contra la apertura del comercio mundial y los efectos de la globalización, pero esta vez con razón, como víctas de nuestra propia indolencia, y sin saber qué tipo de nación somos y qué tipo de proyecto alentamos.

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