El diablo tiene a su servicio a innumerables siervos que le hacen el trabajo sucio. Pero el colmo de lo bajo que se puede caer, es ser el esclavo de los siervos. El que cree que que en su tarjeta pone cargo ‘Jefe de Prensa’ le van a tomar más en serio. Éstos son los más peligrosos, que si al resto les ves venir con sus diabólicas intenciones, a este últo grupo, su incompetencia queda manifiesta tras haber clavado el puñal.
Es conocido en este mundo nuestro que cuando a un cargo directivo se le invita a salir otra puerta es que algo huele como a Leche podrida. No es nada raro, ver que en el mail de despedida se note cierto resquemorcillo con la empresa con la que termina relaciones, lo normal y nada criticable.
Cuando estos esclavos del Mal demuestran que su cargo es spatía con el Diablo divierte ver cómo se revuelven ante la Verdad. En estos casos, el camino para conocerla se muestra en forma de nota de prensa consensuada con la compañía y cómo este Dircom, esclavo de los diabólicos siervos, no se ha enterado de dicho consenso ( tanto lo han hecho a sus espaldas y eso hace que empiece a revolverse en su sitio)
Luego, El Mensajero pide confirmación de los datos a la Fuente y es aquí cuando el vil esclavo, en su mundo de mentiras y trampas, asegura que llamará teléfono para verificar o desmentir la información.
Pero la Verdad, cual blanco inmaculado, se muestra a las pocas horas, cuando El Mensajero pide la información y es el siervo del Diablo el que tiene que salvar a su esclavo de la vergüenza que significaría para la empresa que dijera algo, lo más míno, pues está ahí su innoble trabajo al servicio del Mal y no méritos propios, como cualquiera.
Y es que, les moleste o no, el Bien siempre superará al Mal, más cuando éstos son el escalafón más bajo de las profundidades infernales. Porque para eso, mi querido Jefecillo, existe una cosa que se llama guardar un borrador. ¿Quién es el más listo ahora?
Los murciélagos nunca duermen