La segunda edición de Maestros de la costura ha desembarcado en La 1 con una nueva dosis de emoción y moda. Tal y como señalaba Raquel Sánchez Silva, uno de los elementos más destacados de esta temporada es la explosión de María Escoté y Palomo Spain, que han cogido más fuerza en el jurado, ofreciendo grandes momentos a los espectadores.
“Para nosotros, reencontrarnos ha sido un subidón. Ha sido una edición preciosa y la hemos disfrutado a tope”, asegura Palomo. Por su parte, María destaca que “volvernos a juntar ha sido una fiesta, la temporada me ha encantado y hemos tenido doce aprendices maravillosos que han evolucionado muchísimo”.
Una de las grandes novedades de esta edición es que los jueces también cosen, lo que ha desembocado en una cascada de piques y bromas. “María y yo siempre estamos picados pero no solo cosiendo. Cada vez que cosíamos, yo iba a la mesa de María o le hablaba por el pinganillo y le decía que lo que estaba haciendo era muy feo”, recuerda Palomo
María Escoté también ha sido un aspecto opina que “ha sido de las cosas más divertidas de la edición”. “Ha estado muy bien, la temporada pasada me quedé con ganas de coser. La competitividad profesional me fascina, es lo que me mantiene viva”, comenta, a lo que Palomo añade que “siempre hemos sacado prendas maravillosas, no os esperéis ningún churro de nosotros”.
“Hemos visto muchas cosas feas y no hemos tenido más remedio que decirlo”
Con respecto al casting, María cree que este año “los aprendices cosían mejor y tenían más nivel”. “Imagino que, cuando se preparaban para presentarse, vieron la anterior edición y se prepararon, sabían a lo que venían. Lo han dado todo y han evolucionado mucho, ha sido muy bonito y emotivo vivirlo”, apunta la diseñadora.
En esa misma línea opina Palomo, que asevera que “las emociones se magnifican, ponemos tanto de nosotros que lo tenemos todo fuera y cualquier cosa que nos toca hace que se nos caiga la lágrima”. “Hemos insistido mucho en que queremos que trabajen desde el corazón. Por su suerte, lo entendieron desde el primer momento y eso ha hecho que nos emocionemos”, remata Escoté.
Pero no todo ha sido emoción y cosas bonitas. “Palomo no se calla ni una, cuando ve un truño, ve un truño”, explica, entre risas, María. “Hemos visto muchas cosas feas y no tenemos más remedio que decirlo porque debemos ayudar a que tengan su propio criterio. Me he pasado medio programa pidiendo a los concursantes que hicieran prendas bonitas, deseables y ponibles”, añade Palomo.
Por último, el diseñador confiesa que las reticencias iniciales del sector de la moda hacia el programa se han desvanecido: “Ha sido de las cosas más tremendas que ha causado este programa. Al principio, yo era un recién llegado a la moda y mis compañeros me decían que me había vendido pero se han dado cuenta de que es un trabajo que nos beneficia a todos, crear industria y pasión por la moda beneficia a todos. Ahora que han venido a visitarnos al taller y han visto lo duro que es un rodaje, empiezan a valorarnos y nos ven de otra forma”
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