La publicación científica International Brazilian Journal of Urology publicaba recientemente un estudio titulado “Impacto de la pandemia de COVID-19 en el comportamiento sexual de la población. La visión del este y el oeste”, que, coordinado por el Dr. Francois Peinado, Jefe de Servicio de la Unidad del Varón del Hospital Ruber Juan Bravo 39, ha contado con la participación de especialistas de España -Dres. María Fernanda Peraza Godoy y Eduard García Cruz, Italia -Dres. Marina Di Mauro y Giorgio Ivan Russo- e Irán -Dres. Mehri Mehrad y Mohammad Ali Nilforoushzadeh-.
El estudio explora el impacto de la pandemia de COVID-19 en el comportamiento sexual en la población de tres países diferentes, Irán, Italia y España desde la perspectiva de cada país, destacando que la pandemia de COVID-19 ha cambiado radicalmente la forma de vida en todo el mundo, obligando a la población a quedarse en casa y cambiando radicalmente las relaciones interpersonales y de pareja; el trabajo en el hogar, el distanciamiento social, la presencia continua de niños en el hogar, el miedo a las infecciones y la imposibilidad de encontrarse físicamente con otros han cambiado los hábitos sexuales de la mayoría de las personas.
Es indudable que todavía existen más preguntas que respuestas y en los próximos meses y años, podrán evaluarse los efectos de la pandemia por COVID-19 con más detalle, pero, destacan los autores del estudio, “estamos seguros de que COVID-19 tendrá un impacto negativo no solo en términos de afectividad sino también en términos de relaciones sexuales. El impacto del coronavirus será muy importante en la vida sexual de las personas y asistiremos en los próximos meses o años a algunos cambios en las relaciones en todos los niveles”.
Además, señala, deben investigarse los factores psicológicos, sociales y biológicos con respecto a un incremento de la disfunción sexual debido al miedo o la ansiedad, ya que la sexualidad humana es un fenómeno complejo con muchos factores contribuyentes.
Las recomendaciones generales que se pueden hacer es que comenzar una nueva relación es arriesgado porque tal vez uno de los miembros de la pareja está infectado y tener relaciones sexuales no monógamas también es arriesgado. La única forma segura es tener relaciones sexuales con sexo primario o monógamo, si uno de ellos no sale a la calle o tiene un trabajo de bajo riesgo.
Por otro lado, el consumo de pornografía refleja esta nueva situación con datos que muestran un aumento sustancial en las visitas a esos sitios web. La pandemia está cambiando radicalmente a la pareja y sus relaciones: el encierro, la dificultad para tener relaciones sexuales, la pérdida de trabajo, los problemas económicos y un futuro incierto pueden actuar como desencadenantes para romper muchos matrimonios. “El impacto psicológico y económico de esta pandemia durará meses después del regreso a la normalidad”, concluyen los autores.
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