¿Por qué Vox vuelve a reivindicar con fuerza en Andalucía la implantación del pin parental? La respuesta a la pregunta no parece responderse sólo en clave autonómica, sino que trasciende Despeñaperros y llega hasta Madrid. Y tiene mucho que ver con un intento de ‘sorpasso’ a Pablo Casado.
En primer lugar, y como apuntan fuentes andaluzas, la ofensiva por el pin parental ante la Junta de Andalucía está encabezada por el responsable de Vox, Alejandro Hernández, portavoz en el Parlamento andaluz. Un hombre de la absoluta confianza de Santiago Abascal y, en especial, de sus asesores de Tizona Comunicación.
La activación de esta campaña estaría relacionada, por un lado, con enviar un mensaje a Juan Manuel Moreno Bonilla y, en particular, a Elías Bendodo: o pin parental o retirada de apoyo. Algo que equivaldría a un mandato precario de Moreno Bonilla, si no unas nuevas elecciones en las que Vox no descarta obtener un mejor resultado.
En cualquier caso, esa sería la opción más maximalista. Vox quiere hacer constar su fuerza como principal sostén del Gobierno de coalición PP-CS, después de haberse sentido discriminado y no reconocido. Además, argumenta que la implantación del pin parental forma parte del acuerdo que permitió la gobernabilidad.
Aunque desde el Ejecutivo de Moreno Bonilla han trasladado imagen de tranquilidad a los medios, la inquietud es manifiesta y, ya se han dado instrucciones para negociar con Hernández. Una situación que éste, perfectamente instruido desde Madrid, espera para plantear exigencias y demostrar posición de fuerza ante los desafectos y desplantes, que habrían recibido en los últimos meses. Uno de ellos, por cierto, la salida de Álvaro Zancajo de los Informativos de Canal Sur, achacada por el partido de Abascal al ‘hombre fuerte’ de la Junta, el discutido Bendodo.
En clave nacional
Pero el asunto va más lejos. Fuentes cercanas a Vox lo enmarcan en una serie de maniobras destinadas a minar el liderazgo de Casado y la imagen del PP, cuando en las filas de la formación verde se aprecian aires de ‘sorpasso’ a los populares.
Los chicos de Casado cogidos en un fuego cruzado político y judicial y con una evidente pérdida de imagen cada vez mayor, atraviesan un momento crítico. Vox no perdona la “humillación” de la moción de censura. Tampoco lo que consideran “ataques” de políticos populares o personas cercanas al partido en ámbitos de asesoramiento, como pudieron comprobar en las elecciones catalanas.
La desestabilización de Andalucía, a pesar de la escasa sintonía entre Casado y Moreno Bonilla, puede servir a ese propósito: demostrar la capacidad de Vox para doblegar al PP y crear un conflicto al presidente de los populares con sus ‘barones’ regionales, que en varias Comunidades dependen de los votos de Vox.
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