En la Tierra a domingo, 28 abril, 2024

EE. UU. ENFRENTARÁ UNA FALTA DE CASI 30.000 PILOTOS PARA 2032, SEGÚN OLIVER WYMAN

De cómo pilotos españoles entran en el sector aeronáutico en Estados Unidos

ALFREDO DÍEZ, CEO DE ATLANTIS AVIATION, HABLA PARA PRNOTICIAS

“No es un tema que esté tanto en los medios de comunicación, pero tampoco es difícil verlo”

Estados Unidos sufre actualmente una escasez de pilotos. Así lo confirma la consultora Oliver Wyman, que estima que el país enfrentará una falta de casi 30.000 pilotos para 2032. Pero lo que para Estados Unidos es una crisis, para el español Alfredo Díez es una oportunidad. Esta es la historia de cómo pilotos españoles entran en el sector aeronáutico en Estados Unidos.

Todo comenzó en 2010, cuando Alfredo Díez llegó a Estados Unidos como instructor de vuelo y se dio cuenta de que el porcentaje de estudiantes norteamericanos era apenas el veinte porciento.

“No era un tema que estuviese tanto en los medios de comunicación, pero tampoco era difícil verlo: si los nacionales eran un porcentaje tan pequeño y el número de los que se retiraban era mayor que ese porcentaje que estudiaba para piloto, era evidente que en algún momento esto iba a explotar y se iban a necesitar pilotos de fuera”, explica.

No se lo pensó demasiado y se dispuso a ser parte de la solución. Así creó Atlantis Aviation, la empresa con la que, además, quiere contribuir a la reducción del paro juvenil y la inestable situación laboral y salarial en la actualidad de muchos profesionales del sector en España. Pero, ¿por dónde comenzó? ¿Qué hace falta para darle continuidad? Alfredo Díez responde a estas y otras preguntas, que son las que muchos españoles podrían hacerse a la hora de querer iniciar un negocio en Estados Unidos.

¿Qué fue lo primero que se te vino a la cabeza cuando te diste cuenta?

Vi cómo se iban retirando veteranos de la Guerra de Vietnam o de Corea; gente que había pasado a la aviación civil. Se iban jubilando, con lo que se necesitarían más pilotos, dado ese escaso veinte porciento de pilotos locales. Entonces me pregunté qué podía hacer, sabiendo que el ochenta porciento de los alumnos que se graduaban eran extranjeros y, sin embargo, el programa que cursaban no les permitía quedarse a trabajar como pilotos. De vuelta a su país iban a tener que convalidar su licencia y les iban a faltar requisitos que las aerolíneas les pedirían, a la vez que no iba a haber plazas para todos los que cursaban estos estudios.

¿Por dónde comenzaste a desarrollar el proyecto?

Me puse a investigar qué tipo de programa podía crear que permitiese a personas extranjeras formarse en Estados Unidos y después trabajar allí. Al final, encontré que este programa universitario que ofertamos les permitía desarrollarse profesionalmente en este país. Porque los requisitos para entrar a pilotar en las aerolíneas en Estados Unidos son 1.500 horas de vuelo, cuando los pilotos de las escuelas se gradúan solamente con unas 200 o 250 en su haber. Así que tienen un déficit de 1.250 horas que tienen que ganar como instructores de vuelo la mayoría de ellos. Y dado que solo el veinte porciento son pilotos locales, tampoco hay suficientes profesionales para cubrir los puestos de instructor. Al final es una cadena, porque también se necesitan instructores de vuelo. Así que empezamos haciendo acuerdos con muchas escuelas, no solo para que los alumnos estudiaran, sino para que después trabajaran como instructores y, una vez con esas 1.500 horas en el bolsillo, se pudieran incorporar a las aerolíneas, con las que también tenemos establecidos acuerdos de colaboración. Más tarde establecimos convenios a gran escala con despachos de abogados que se dedican a conseguir permisos de trabajo, pensando sobre todo en la gran crisis de demanda de pilotos que se venía y que ahora ya tenemos encima. Una vez esto fue funcionando, pensamos que por qué subcontratar escuelas, y así fue como abrimos la nuestra. Ya luego pusimos en marcha la empresa de mantenimiento, que ofertábamos a otras escuelas y aerolíneas. Esto nos llevó a pensar que por qué no tener también nuestros propios aviones, y en 2020 compramos una aerolínea ejecutiva.

¿Cuáles fueron los principales obstáculos con los que te encontraste para abrir tu negocio en Estados Unidos?

Lo primero fue la lengua. Porque, aunque la carrera de piloto en España la había estudiado en inglés, no tiene nada que ver con establecerte en un país con una lengua que no es la tuya, utilizarla en términos de negocios, de impuestos, de creación de empresas… Fui aprendiendo, porque yo no tengo estudios en administración de empresas. Si necesitaba saber de algo, hacía un curso sobre eso. He hecho programas universitarios online y he contratado consultores o coaches que pudieran asesorarme en determinados temas según lo iba necesitando. Aparte, he procurado rodearme de un buen equipo que me asesorase en todo lo que necesitara. Primero lo hacía todo yo, pero he ido creciendo poco a poco y creando un equipo, algo que necesitaba para cumplir con las leyes de aviación locales, para temas corporativos en aviación, para toda la burocracia relacionada con la aviación civil de este país, como los certificados necesarios para poder entrenar, también para conocer el funcionamiento del sistema financiero o trabajar temas de marketing. Hay que tener en cuenta muchas cosas y todo lo he ido haciendo con equipo y poco a poco, cubriendo las carencias que iba viendo que surgían.

¿Y cuáles enfrentas ahora para darle continuidad?

Los obstáculos actuales para crecer exponencialmente son financieros, que las entidades crean en el proyecto e inviertan capital. También la necesidad de instalaciones cada vez más grandes, sitios más estratégicos, más aeropuertos, y poder contar con un equipo cualificado para poder conseguir ese crecimiento sin que yo tenga que estar supervisando cada uno de los procesos y departamentos.

¿Es fácil encontrar talento español para trabajar en este sector en Estados Unidos? ¿Dónde radica la principal dificultad?

Talento español hay mucho, pero que estén decididos a dejar su casa y su país ya es otra cosa, porque implica obstáculos y dificultades que ya he comentado antes. No es solo dejar lo que conoces, sino adaptarte a un país nuevo como EE. UU., que no es parecido a España, por ejemplo en el concepto del tiempo libre. Aquí se trabaja sábados, domingos… Tienen un dicho, “todos los días son lunes”. Y luego la velocidad de trabajo, no hay ese concepto de tiempo libre, esa calidad de vida. Y para vivir y prosperar tienes que estar dispuesto a asumir eso.

¿Qué le recomiendas a un español que desea formarse en este sector para trabajar en Estados Unidos?

Yo pensé que estudiando en una escuela en España y obteniendo mi licencia de piloto iba a terminar mis estudios y empezar a trabajar en alguna de las aerolíneas de mi país. Pero terminas y te das cuenta de que hay tres mil pilotos buscando trabajo, y las plazas a las que se puede acceder anualmente pueden estar en una media de cien como mucho; eso en un año en el que se jubilen muchos profesionales. Entonces has hecho una formación que te cuesta lo mismo que en Estados Unidos, pero sin el grado universitario que ofrecemos nosotros, y no tienes el futuro laboral garantizado. Al final, solo el cinco o el diez porciento de ellos va a poder ingresar en una aerolínea, y con un sueldo cinco veces más bajo, si no lo es más, que en Estados Unidos. Y tampoco va a contar con las mismas oportunidades de crecimiento profesional, como para acabar siendo comandante, por ejemplo. Así que, de primeras, le diría que busque bien dónde va a poder desarrollarse mejor a nivel profesional en este sector. EEUU es el país donde la aviación en general está más desarrollada a nivel comercial, ejecutivo, etc. Le insistiría que se informe sobre qué programas pueden garantizarle una salida laboral y que no piense solo en quedarse en España, porque la inversión inicial para sus estudios va a ser alta y las posibilidades de incorporación al mercado laboral español muy pocas. Que busque, más que una escuela, un programa que le garantice ese futuro laboral.

¿Cuál es tu mayor orgullo como creador de este proyecto?

Mi mayor objetivo con los proyectos que desarrollo es cambiar la vida de las personas. Así que de lo que más orgulloso estoy es de que muchas personas de muchos países, incluyendo Estados Unidos, que seguramente hipotecan su casa y ponen todos sus ahorros, toda su ilusión y ganas en nuestro programa, en creer en nosotros, tengan un futuro asegurado trabajando en aerolíneas en Estados Unidos. Me llama gente que ha sido estudiante en nuestro programa y que llevan ya varios años trabajando para contarnos qué tal les va, nos visitan… Siempre queda ese pequeño orgullo de haber hecho que esas personas hayan incrementado casi un cien por cien sus posibilidades de desarrollarse con un futuro profesional en el mundo de la aviación estadounidense. La valía la tenían de antemano, pero no tenían la oportunidad para desarrollarla. Eso es lo que me enorgullece conseguir.

¿Crees que es posible que otros españoles también incursionen en el mercado norteamericano, quizá alrededor de la misma industria u otra?

Creo que Estados Unidos es un país de oportunidades, pero hay que conocerlo y hay que saber cómo trabajar. Hay que tener claro lo que decía antes, que todos los días son lunes y que la vida y el trabajo son uno solo.

Si no fuese como formador de pilotos, ¿cuál proyecto emprenderías hoy?

No es lo que haría si no me dedicase a la aviación, sino lo que me queda por hacer, porque tengo en mente muchos proyectos. Uno en concreto es el del desarrollo de la conquista espacial mediante sistemas nuevos de propulsión que nos permitan viajar a velocidades mayores que la de la luz y que podamos cruzar diferentes galaxias sin tener que estar contaminando el medio con tecnología obsoleta como pueden ser los cohetes. La base tecnológica de estos se desarrolló en los años cuarenta del siglo pasado, y estamos casi 80 años después tratando de mejorar una tecnología que ya es obsoleta. Me da la impresión de que es un siglo perdido en el desarrollo de estas cuestiones. Seguimos con coches, contaminando el medio ambiente, a pesar de que haya ya variantes eléctricas, no hay una movilidad aérea del tipo aerotaxi… En fin, que hay muchas cosas que me apasionan, pero lo inmediato en mi mente son los viajes espaciales con un sistema de propulsión anti gravitacional, que no dependan de ninguna combustión y que nos permitirían viajar a velocidades prácticamente infinitas. Ese sería el culmen de mi carrera, cuando la civilización avanzase con el conocimiento de nuevas civilizaciones y tecnologías a través de esto.

Seguiremos Informando…

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