En la Tierra a domingo, noviembre 17, 2024

¿Cómo era la situación real de las ‘mad women’ en la era de ‘Mad Men’? 5 datos significativos

El próximo domingo 5 de abril la cadena AMC estrenará en Estados Unidos la última temporada de ‘Mad Men’. En prnoticias queremos ver la otra cara de la vida en Madison Avenue a través de datos reales que indiquen cuál era la verdadera situación de la mujer publicista en los años cincuenta y sesenta. Hemos recogido cinco claves a partir de la información aportada por la primera mujer en presidir una agencia de publicidad neoyorquina y alcanzó la presidencia de Ogilvy & Mather.

Pocos días después de que ‘Mad Men’ promocionase su última temporada con la instalación de un banco en forma del sofá de Don Draper en el edificio Time&Life de Manhattan, y de que este personaje acaparase todas la miradas hemos decidido cambiar de foco y centrarnos en datos reales sobre el reflejo de los personajes femeninos.

1.Sueldo de la mujer publicista 

Jane Maas, primera mujer en presidir una agencia de publicidad neoyorquina, wur comenzó su carrera publicitaria en Ogilvy & Mather y llegó a ser directora de la icónica campaña ‘I Love New York’, cuenta en el libro ‘Mad Women’ respecto al salario que ‘la mayoría de las creativas de los años cincuenta y sesenta recuerdan que ganaban entre treinta y cinco y cincuenta dólares a la semana, más o menos la mitad del sueldo normal para un copy masculino’.

En las pocas ocasiones en que la mujer conseguía ser creativa y no mecanógrafa o secretaria en una agencia de publicidad los motivos no eran una concepción igualitaria o la imagen de la compañía, siquiera.

Así, la autora señala, por ejemplo, que Jerry Della Femina, presidente de la agencia Della Femina Travisano & Partners, entre sus creativos seleccionó a muchas mujeres pero que él mismo reconoce: ‘nos dio fama de liberales y feministas, pero no tenía nada que ver con eso. Un hombre podía pedirte cien mil dólares y a una mujer la contratabas por sesenta mil’.

En la misma línea Rena Bartos, que dirigía por entonces el departamento de investigaciones de J. Walter Thompson, configuraba un equipo formado en su mayor parte por plantilla femenina pero aclara: ‘No me había planteado contratar exclusivamente a mujeres pero salía mucho más barato. Podías contratar a una mujer con estudios superiores por dieciocho mil dólares al año’.

En una ocasión Shirley Polykoff, única redactora creativa por entonces en Foote, Cone & Belding, recomendó a Maas en una gala benéfica: ‘Siempre me ha caído bien, Jane, y tienes mucho éxito. Por eso quiero darte un pequeño consejo […] consigue el dinero antes de que te expriman como me exprimieron a mí’.

Respecto a la desigualdad de salarios Jane Maas apunta: ‘no sabíamos negociar y nos incomodaba hablar de dinero; nos parecía en cierto modo indecente. Por alguna extraña razón no veíamos mal que un hombre ganara más’.

2.Despachos más más pequeños

La publicista añade que ‘ni tan siquiera el espacio se repartía equitativamente. Los hombres tenían despachos con ventanas’ y las mujeres ‘cubículos’.

3.El embarazo como fin de ciclo laboral

Jane Maas antes de trabajar en publicidad se encontraba en televisión. Explica que ‘el mundo del espectáculo era tolerante respecto a los embarazos’ que el publicitario. Una profesional del sector le comentó que ‘logró trabajar los nueve meses del embarazo gracias a un vestido hawaiano muy olgado’ y que en la oficina sus compañeros creían que se ‘había vuelto un poco rara’ y se ‘había hecho hippy, pero eso era aceptable. Estar preñada no’.

Resulta que ‘la mayoría de las agencias tenían políticas estrictas sobre el embarazo’ y pedían a mujeres que abandonasen su ‘puesto a los cuatro o cinco meses, cuando empezaba a “notarse” y a poner nerviosos a los hombres. No había baja de maternidad, ni pagada ni sin pagar’. La también coautora de ‘How to Advertise’ sentencia: ‘Cuando dejábamos el trabajo para tener un crío, lo dejábamos y punto’.

En aquella época, además, ‘era inaudito que una madre con hijos menores de diez o doce años trabajara a tiempo completo, a menos que la familia necesitara desesperadamente el dinero. Los hombres se compadecían un poco de las mujeres trabajadoras: nuestros maridos debían de ser unos auténticos zánganos’, señala.

4.Expectativas creativas que acaban en mecanografía o secretariado

Las jóvenes que se trasladaban a Madison Avenue ‘no tardaban en descubrir que solo podían elegir entre ser mecanógrafas o secretarias, según supieran taquigrafía o no’.

Linda Bird Francke, ‘de las pocas que consiguió a ascender a redactora creativa’, participó en ‘grupos de redactores creativos júnior’ durante 1959 en Young & Rubicam pero recordaba: ‘Redactores júnior, y un cuerno. Aquello era una sección de mecanografía. La mayoría de nosotras ni tan siquiera sabía escribir a máquina: habíamos estudiado lengua inglesa o historia del arte. Y lo único que nos pedían era que mecanografiáramos guiones para anuncios de radio y televisión’.

5.Anécdotas sobre pagos en restaurantes y a quién dirigirse: autoridad en entredicho

En el libro Maas recoge anécdotas como que invitando a un creativo a su cargo al desayuno el encargado se dirigía a ella, sin conocimiento, como si no fuese la jefa. En otra ocasión, preparando su despacho al convertirse en presidenta de Muller Jordan Weiss uno de los repartidores de muebles le dijo ‘a ver, señora, ¿por qué no espera a que venga su jefe y decida él dónde lo quiere’.

 

Seguiremos informando…

 

 

 

 

 

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