Ante el preocupante aumento de la obesidad en los países desarrollados, los profesionales que nos dedicamos a la salud, directa o indirectamente, estamos alarmados el bombardeo de alentos de calorías vacías, hipercalóricos, súper refinados, con un centaje elevado de grasa saturada, excitantes y en muchas ocasiones sustancias adictivas, hormonales, etc.
En prer lugar, debemos saber que un alento necesariamente debe alentar y nutrir, que aunque parezca obvio, comida y alento no siempre son sinónos. El cuerpo tiene unas necesidades de nutrientes para toda y cada una de las funciones metabólicas y de obtención de energía. Evidentemente, un alento de poca calidad, muy procesado o conservado durante mucho tiempo, pierde su capacidad de nutrir y de ser utilizado orgánicamente. Estos alentos, si se les puede llamar así, no solamente no nutren sino que entorpecen que las células utilicen los nutrientes buenos, otros endentecen e intoxican el sistema digestivo.
Dentro de estos “alentos” tan de moda hoy, el ritmo de vida que llevamos, podemos encontrar los llamados “fastfood”: hamburguesas, salchichas, pizzas, aperitivos, rebozadoscongelados y otros como chucherías, bollería industrial, enlatados, algunos frutos secos, refrescos excitantes, bebidas carbonatadas, café, té y un largo etcétera.
La vuelta a la alentación sana y saludable puede ser el factor que contrarreste la inminente tendencia hacia la obesidad. Para ello se deben consumir vegetales (al va, cocidas, purés, como guarnición…), hortalizas, frutas (fundamentalmente las enzas digestivas, los minerales, vitaminas, oligoelementos, antioxidantes, fibras…) y legumbres, estas últas de forma moderada su difícil digestión y siempre estofadas con verduras.
De las proteínas, es mejor optar las que atan más beneficios (ca blanca, pescado blanco o azul, lácteos y sus derivados, huevos, aunque no más de dos veces semana, soja y derivados…) y elinar en la medida de lo posible las cas rojas. Es conveniente recordar que nuestro organismo sólo necesita un 1520% y que todo lo demás sobrecargará al riñón en su función.
Las grasas beneficiosas para nuestro organismo son aquellas que contienen ácidos grasos monoinsaturados y poli insaturados, es decir, aceite de oliva, de girasol, de lino y de onagra. La mejor manera de sacar partido a estos aceites es en crudo y comprándolos de Prera Presión en Frío (a estos se les considera artesanales puesto que guardan todas las propiedades beneficiosas – omega 369 y vitamina E – que otros añaden artificialmente).
Los frutos secos son buenos para nuestro organismo, siempre y cuando se consuman con moderación y crudos.
El método preparación debe ser sencillo (va, cocido, plancha, baño maría…) evitando utilizar grasas saturadas, someterlos a temperaturas extremas, largos cocinados, que harán que pierdan nutrientes.
Con respecto al tópico de beber mucho agua, es aconsejable en el caso de personas que habitualmente no consumen frutas, verduras, zumos naturales… pero si se lleva una dieta equilibrada, nunca se debe beber más de
Asismo, el agua en las comidas no hace sino entorpecer los procesos digestivos, al enfriar al estómago en un proceso de digestión que necesita una alta temperatura.
Para mantener una dieta saludable es necesaria una gestión del estrés (alteración del sistema nervioso), que suele estar detrás de la ingesta abusiva, compulsiva… A nadie se le escapa la relación que existe entre todos los sistemas del organismo, tanto la aceleración del sistema digestivo, cuya función es absorber alento (de ahí el aumento de grasa), se debe a la alteración del sistema nervioso estrés. La práctica de dete quema grasa y el ejercicio físico relaja el sistema nervioso a través del sistema muscular. Es recomendable la práctica de disciplinas no agresivas como el Yoga o Tai Chi, su capacidad de procionar equilibro físico y mental.
Pedro Pablo Sánchez
Acupuntor, Osteópata y Naturópata
