Belarmino lo ha dejado. El consejero delegado de Vocento se ha ido motivos personales dejando tras de sí una profunda crisis empresarial que abarca todas las áreas de gestión de Vocento. Partiendo su área más tante, donde ABC sigue en profunda crisis, pasando la parte audiovisual que nunca se ha consolidado y terminando un aparato de Intet que ni siquiera ha despegado. La salida de Belarmino además podría finalizar con la gestión de Zarzalejos, ya que el consejero saliente era su único valedor dentro del grupo. El nuevo consejero delegado (interino nos han contado) José Manuel Vargas ha tomado una patata que no está caliente, sino que está hirviendo. Belarmino García, sólo duró nueve meses en el cargo y de no solucionarse los problemas estructurales Vargas no durará mucho más. En el medio de todo, los Bergareche contra los Ybarra, dos grupos de presión que subsisten dentro de la empresa en una lucha fraticida que se ha saldado con la salida de Belarmino, un gestor que intentó poner orden, establecer una lpieza, pero que se topó con compartientos estancos, celos y veleidades que pidieron cualquier avance.
Pero esta disputa sólo es la cara más visible de una marcha empresarial desastrosa que ha alcanzado todas las divisiones de la empresa. Desde la salida a Bolsa de Vocento nada ha ido bien. La crisis de ABC ha sido lo prero, donde se ha perdido totalmente el rumbo, la tirada, los lectores y la influencia que alguna vez tuvieron en los sectores conservadores de la sociedad. ¿El responsable? Un director, José Antonio Zarzalejos, que se niega a dar un paso al lado y que parece que esta vez sin el respaldo de Belarmino, parece que si abandonará el barco. ¿Su sustituto? Según hemos sabido los nuevos vientos provienen desde La Razón (¿Vara o Vera?).
Pero esto no es todo. Los errores de la prensa también se suman a sus apresuradas operaciones. Nadie sabe para qué se compró el diario Qué! a Recoletos en un precio claramente desorbitado, en vez de intentar reflotar a sus diarios regionales, que pierden lectores y difusión, con el paso de los meses. La pata audiovisual tampoco ha ido mejor. El caso de Punto Radio es paradigmático. Una emisora sin postes, con una inversión de prera división, una plantilla de honor, pero unos resultados de radio regional.
¿Y la tele? Más que peor. La aventura digital y local no tiene rumbo (NET TV está en venta y Punto TV sólo genera pérdidas) mientras que Telecinco, la única inversión rentable, se postula como moneda de cambio para que los inversores tengan un dividendo considerable que tape bocas y que pueda hacer olvidar, al menos temalmente una desastrosa gestión anual. Intet, mucho peor, a pesar de los datos que revela la compañía de lectoría, existe un claro proyecto a la deriva que deja en segundo plano a La Red, sin duda el futuro de los medios de comunicación.
El legado de Belarmino es la eterna historia de lo que pudo ser y no fue. El consejero delegado intentó hacer un equipo a su medida que no le dejaron construir y puso en marcha una enrevesada estructura empresarial basándose en mercado, más que en formato. Una estructura que fue presentada hace dos semanas y que pocos comprenden todavía. Un legado que es visto como una manera de justificar costes en estudios y en sinergias, pero que en la práctica es papel mojado en una empresa anquilosada en estructuras del pasado y que no se caracteriza el dinamismo. Visto lo visto, mientras no se resuelvan las pugnas internas del Grupo, es poco lo que podrá hacer José Manuel Vargas.
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