El conocimiento de que varios titulares de carteras ministeriales del Gobierno de Pedro Sánchez sufrieron intentos de ‘hackeo’ a sus teléfonos móviles ha causado estupor y sorpresas en los segundos escalones del Ejecutivo.
La información, difundida por ‘El Confidencial’, ha señalado que tan sólo el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, se vio afectado por el ‘hackeo’, que ha obligado a la Dirección de Seguridad Nacional de Presidencia del Gobierno y al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a tomar medidas al respecto.
Sin embargo, la preocupación ahora se ha trasladado a otros puestos de la Administración ante la posibilidad de que el ‘blindaje’ de los ministros les sitúe como objetivo de los ciberdelincuentes.
“Si no pueden acceder a los dispositivos de los ministros, no es descartable que lo intenten a otros niveles, como secretarios de Estado o similares”, aseguran desde el entorno gubernamental.
A pesar de todo, sorprende que los ‘hackeos’ hayan podido llegar a dejar K.O. el móvil del titular de Justicia, supuestamente blindado. De hecho, el CNI lleva años detectando ciberataques masivos que en la mayor parte de los casos no prosperan.
Fuentes del sector de la ciberseguridad apuntan que, junto a la elección de los dispositivos (“ninguno es invulnerable al cien por cien”), hay dos factores de gran importancia: la pedagogia y el sentido común, que de eso escaseamos.
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