La resistencia está de aniversario. El late night que comanda cada noche David Broncano en #0 cumplió el pasado jueves 100 programas convertido en uno de los buques franquicia de Movistar+. En menos de un año, el espacio ha conseguido hacerse un hueco en el imaginario popular y marcar tendencia gracias a un estilo muy particular de hacer televisión.
Desde sus inicios, La resistencia ha optado por invitados que tuvieran algo que contar más allá del nivel de su fama. Pero eso sí, siempre apostando por personajes con sentido del humor y ganas de jugar. Este aspecto ha resultado básico en su éxito, ya que las charlas entre Broncano y el famoso de turno poseen una falta de encorsetamiento que consigue que las conversaciones alcancen momentos delirantes. Sin ir más lejos, la pregunta acerca de cuánto gana el invitado se ha convertido en un clásico con el que los propios convidados juegan, desarrollando un gag permanente que atrapa al espectador.
En esta línea, sorprende la gran cantidad de mujeres deportistas que han pasado por el plató en este centenar de entregas. Ona Carbonell, Gisela Pulido, Ana Carrasco o Carolina Marín son algunas de las atletas que se han sentado en el sofá de La resistencia, convirtiendo un programa de humor de una televisión de pago en uno de los pocos espacios en el que el deporte femenino tiene cabida.
Otro de los elementos clave en el buen funcionamiento del formato es la sintonía entre los cuatro pilares del programa: Jorge Ponce, Ricardo Castella, Grison y el propio Broncano. Su complicidad traspasa la pantalla y consigue que el espectador se sienta partícipe de las bromas internas del equipo, sintiéndoles como uno más de su grupo de amigos.
Además, el gran trabajo realizado en redes sociales ha multiplicado el impacto de un programa que parecía condenado a la marginalidad debido a su emisión en el pago. La incorrección política (bien entendida) que caracteriza a Alex Pinacho (que también se ocupa de los perfiles de La vida moderna y No te metas en política) ha sido clave en las altas cotas de viralidad que el espacio ha terminado alcanzado.
A todos estos ingredientes hay que sumarle el gran estado de forma de David Broncano, al que la etiqueta de ‘humorista del momento’ no le pesa. El cómico no ha acusado la enorme fama adquirida en los últimos tiempos y continúa fiel a su esencia, aunque con un mayor dominio del escenario que le aporta un plus de madurez al programa. El comunicador entiende perfectamente la televisión actual y sabe jugar con los elementos que tiene alcance para dar forma a un producto que brilla por su autenticidad y que conecta con una generación que había desahuaciado al televisor.
La resistencia es un programa sin miedo a hacer el ridículo, que se deshace de los cánones establecidos y que no tiene problema en tirarse a la piscina y probar cosas por las que a cualquier directivo de una cadena en abierto le daría un infarto. En definitiva, se ha convertido en un soplo de aire fresco dentro del estancado panorama televisivo, un ejemplo perfecto de que lo diferente triunfa.
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