En el año 2050 un tercio de la población de conductores será mayor de 60 años. Cada día se acepta más la teoría de que las habilidades necesarias para la conducción segura empiezan a deteriorarse a la edad de 55 años, disminuyendo de forma tante a partir de los setenta y cinco. Podemos observar una mayor accidentalidad en grupos de edades comprendidas entre los 18 y los 24 años y en los mayores de 65. En éstos, el aumento de accidentalidad queda justificado el deterioro de la percepción auditiva y visual, el déficit psicomotriz y la disminución en la capacidad atencional y de reacción. No obstante, la mayor prudencia compensa no pocas veces, éstos déficits y consigue que la siniestralidad en estas edades, sea inferior a la de los más jóvenes. Asismo, en el paciente anciano la fatiga y la somnolencia son totalmente incompatibles con el nivel de alerta elevado que requiere cualquier tipo de conducción y la actividad psicomotriz tan compleja, necesaria para realizar una coordinación constante que exige una percepción integral sin ningún tipo de interferencia.
Pero, si bien es cierto que estos cambios normales provocados el envejeciento pueden alterar de forma indiscutible la capacidad de conducción, son las enfermedades relacionadas con la edad, las que pueden constituir una causa aún más tante de accidentes. Las enfermedades mentales degenerativas asociadas a la edad, afectan a un 10% de los individuos cuya edad supera los 65 años y a un 20% de los que tienen más de 85. Un paciente con este tipo de trastornos, tienen sus capacidades litadas. Entre los déficit cognitivos o perceptuales destacan: la pérdida de memoria, la reducción del campo de atención, las dificultades de la percepción visual, los trastornos de determinación espacio visual y la disminución de los campos visuales. Asismo, en las personas mayores, al igual que en los jóvenes y adultos, estos efectos negativos pueden ser potenciados el alcohol, la fatiga y la ingesta de fármacos. Es perfectamente conocido que la población anciana tiene un consumo muy elevado de medicamentos, en particular, de tranquilizantes y somníferos. Aproxadamente un 30% de la población de más de 65 años, consume estos psicofármacos de forma crónica. La acción farmacológica de estas sustancias influye en la probabilidad de un accidente, siendo el peligro mucho mayor cuando se asocian con el alcohol, ya que se potencias los efectos negativos en el rendiento psicomotor.
Para detectar todos estos deterioros progresivos asociados a la edad, y su influencia en el mundo del tráfico, es necesario ejercer una labor vigilante en estas personas y establecer reconocientos periódicos en los que se evalúe el deterioro de sus capacidades. A tal efecto, el Reglamento General de Conductores vigente en España establece, en su anexo IV, las cusas médicas y psicológicas que son causa de restricciones o denegación del permiso de conducir. En la actualidad, los sujetos mayores de 70 años, tienen que realizar un reconociento de aptitudes psicofísicas cada 2 años para poder prorrogar su licencia. Un nuevo Reglamento de Conductores, que entrará en vigor a partir del 8 de Diciembre próxo, amplia este periodo a 5 años, aunque existe la posibilidad de reducirlo causas médicas y psicológicas.
Pilar Bravo Fernández. Psicóloga experta en Seguridad Vial.
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
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