En la Tierra a viernes, 26 abril, 2024

Nuevos datos refuerzan el beneficio de Ocrelizumab en las formas recurrentes y primaria progresiva de esclerosis múltiple

Roche ha anunciado nuevos datos de los diferentes programas de investigación clínica con Ocrelizumab durante la 69º Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología (AAN, por sus siglas en inglés) que se está celebrando en Boston (Massachusetts). Las presentaciones destacaron nuevos resultados de eficacia y seguridad de los estudios fase II y III con Ocrelizumab, así como de ensayos complementarios. Los resultados de estos cuatro estudios refuerzan aún más a esta terapia como una potencial opción de tratamiento para las formas recurrentes (EMR) y Primaria Progresiva (EMPP) de esclerosis múltiple.

Tal y como ha señalado la doctora Ester Moral, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y jefa del Servicio de Neurología del Hospital Moisès Broggi de Barcelona, “los resultados son francamente buenos en las formas remitentes recidivantes y esperanzadores en las formas progresivas, en las que hasta el momento estábamos huérfanos, en cuanto a tratamiento se refiere. Con los datos disponibles de tolerabilidad y seguridad, podría convertirse en un fármaco de amplio espectro y muy interesante dentro del panorama del tratamiento de la enfermedad”.

Durante las ocho primeras semanas de tratamiento, Ocrelizumab redujo la tasa de recaídas en un 55% en comparación con interferón beta -1a (p=0,0045), según un análisis conjunto de los estudios fase III OPERA I y OPERA II en pacientes con EMR. En otro estudio fase II, realizado en pacientes con Esclerosis Múltiple Remitente Recurrente (EMRR), Ocrelizumab demostró, en comparación con placebo, una supresión rápida y casi completa de los signos de actividad de la enfermedad en el cerebro (lesiones vistas por Resonancia Magnética) a las ocho semanas de tratamiento, incluyendo nuevas áreas activas de daño (lesiones en T1 con captación de gadolinio) y las lesiones hiperintensas en T2 nuevas o con aumento de tamaño.

Los análisis adicionales de los estudios fase III OPERA I y II demostraron la eficacia de Ocrelizumab en pacientes con EMR temprana (recién diagnosticada y sin tratamiento previo). Ocrelizumab suprimió más del 90% de las lesiones cerebrales activas (vistas por RM) en comparación con interferón beta-1a (p0,0001) durante un periodo de tratamiento de más de dos años. En este mismo grupo con EMR temprana, Ocrelizumab también incrementó en un 76% el número de pacientes que alcanzaron No Evidencia de Actividad de la Enfermedad (NEDA, por sus siglas en inglés) en comparación con interferón beta-1a (p0,0001 en los más de dos años de tratamiento. Se considera que un paciente alcanza una situación de NEDA cuando no sufre recaídas, ni progresión de la discapacidad neurológica, ni nuevas lesiones en T1 con captación de gadolinio, ni lesiones hiperintensas en T2 nuevas o con aumento de tamaño. stos datos coincidían con los resultados de NEDA ya observados en la pacientes tratados con Ocrelizumab.

En este contexto, el doctor Stephen Hauser, responsable del Comité Científico de los estudios OPERA y director del Instituto Weill de Neurociencias y del Departamento de Neurología de la Universidad de California (San Francisco) ha comentado que, “el rápido efecto observado con Ocrelizumab en los ensayos clínicos proporciona una visión de cómo esta terapia, recientemente aprobada por la Food an Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés), podría cambiar la forma de tratar la esclerosis múltiple. Es alentador ver cómo, tras la aprobación de la FDA para las formas recurrente y primaria progresiva de la enfermedad, todos los datos disponibles muestran su perfil favorable de riesgo-beneficio”.

En un análisis conjunto de los datos de estudios complementarios fase III en EMR, los pacientes que cambiaron del tratamiento con interferón beta-1a a Ocrelizumab experimentaron una reducción de las tasas de recaída (tasa anual de recaídas no ajustada después del cambio de tratamiento de 0,102) y del número de lesiones en el cerebro (el número medio de lesiones activas (T1 detectadas con gadolinio) fue de 0,01 y el de lesiones nuevas o con aumento de tamaño T2 de 0,37, después del cambio de tratamiento). Asimismo, los pacientes que fueron tratados desde el inicio con Ocrelizumab mostraron un beneficio mantenido después de tres años.

En relación a iniciar lo antes posible el tratamiento, la doctora Moral ha explicado que, “cuando un neurólogo decide que un paciente debe iniciar tratamiento es porque considera que la enfermedad está activa. Por lo que esperar meses para obtener un efecto no siempre resulta fácil, ya que el paciente puede estar expuesto a sufrir nuevos brotes o a que aparezca actividad radiológica. Por este motivo, disponer de una terapia que resulte efectiva desde casi la cuarta semana de administración, con un claro efecto sobre la RM supone, un hecho diferencial y podría tener un impacto en la forma de tratar la enfermedad.”

En la EM existe una fase subclínica en la cual la enfermedad va evolucionando sin haber presentado apenas signos clínicos. “Sin embargo”, subrayó la doctora Moral, “debemos realizar un diagnóstico diferencial exhaustivo para excluir otros posibles diagnósticos. Una vez hecho esto, sin duda lo mejor es tratar cuanto antes mejor pues ‘tiempo es cerebro’.

En el estudio ORATORIO, los pacientes con EMPP con progresión de la discapacidad experimentaron un mayor aumento de la fatiga a causa de la enfermedad (p=0,0003), lo que pone de manifiesto la importancia de prevenir la progresión de las esclerosis en pacientes con esta forma de esclerosis. Por otra parte, los pacientes que fueron tratados con Ocrelizumab en los que no se produjo una progresión de la discapacidad mostraron una reducción significativa en la fatiga en comparación con placebo (p=0,0337).

En estudios complementarios con más de 2.200 pacientes con EMR y EMPP, el perfil de seguridad de Ocrelizumab fue consistente con el ya observado en periodos controlados de tratamiento. Los efectos secundarios más frecuentes asociados a Ocrelizumab en todos los estudios fase III fueron reacciones a la infusión e infecciones de tracto respiratorio superior, que en su mayoría fueron de leves a moderadas. Ocrelizumab está aprobado en Estados Unidos; y su solicitud de aprobación ha sido validada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y está actualmente bajo revisión.

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