Existe una opinión generalizada, abalada prestigiosos estudios e investigaciones, de atribuir al factor humano un alto centaje de causalidad en los accidentes de tráfico. Sirvan de ejemplo el realizado en Estados Unidos National Highway Traffic Safety Administration o el programa REAGIR en Francia, así como otros llevados a cabo en nuestro país. El factor humano explicaría entre el 7090% de los accidentes; el estado de la vía entre el 1025%; y el vehículo entre el 36%.
El repertorio de conductas inadecuadas durante la conducción es amplio, las más frecuentes son: el conducir bajos los efectos del alcohol, la velocidad inadecuada, las conductas interferentes (poner la radio, encender un cigarro, hablar el teléfono, etc.) y el sueño producido el cansancio.
La intervención sobre el comtamiento humano es un área central de la Psicología. Los psicólogos hemos sido formados en el conociento del desarrollo evolutivo, los principios generales del aprendizaje, la atención y percepción, la personalidad, la psicopatología, etc., el papel que debemos tener en la seguridad y, supuesto, en la referida al tráfico debe ser muy superior.
A la hora de analizar el proceso de incoración de nuestro país al permiso de conducir puntos, debemos señalar como momento clave el objetivo marcado la ‘Comisión Europea’ de reducir en un 50% el número de víctas accidentes de Tráfico en el 2010. La ley 17/2005, la que se regula el permiso y la licencia de conducción puntos y se modifica el texto articulado de la ley sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial, es la atación legislativa a este objetivo comunitario. Pretende combinar dos elementos esenciales: un lado su carácter eminentemente reeducador, donde elemento esencial del sistema serán los cursos de sensibilización y reeducación vial, cauce para lograr la pretendida modificación de los comtamientos reiteradamente infractores, y, otro lado, su efecto punitivo para aquellos comtamientos claramente contrarios a la seguridad vial.
Cuando se plantea esta actuación reeducadora, para reintegrarse en el conjunto de los principios de convivencia que una sociedad democrática se da a sí misma, se plantea la habilitación del ciudadano para ejercer un comtamiento adecuado ante las normas. A tal fin, en el caso que nos ocupa, cada persona que obtiene un permiso o licencia de conducción acredita tal habilitación mediante las pruebas previas que reglamentariamente están establecidas.
Obtener nuevamente ese crédito social plica, pues, una nueva habilitación, una “rehabilitación” conforme a las actitudes que el sujeto perdió, y que han quedado acreditadas las sanciones recibidas y que deberá, en consecuencia, adquirir de nuevo. El cambio de actitudes deviene así en una intervención no meramente formativa, sino modificadora de la estructura cognitiva de la persona, de adhesión a la Seguridad Vial.
En todas las ocasiones que el Colegio Oficial de Psicólogos (COP) ha tenido de manifestarse, ante foros profesionales y los medios de comunicación, sobre la medida del permiso puntos, hemos defendido una intervención psicológica con más peso en la rehabilitación y menos en la reeducación.
Repasando detenidamente los cursos obligatorios, observamos sorprendidos cómo más de la mitad tienen una tante carga de contenidos psicológicos, y que, no hay que olvidar, serán partidos profesores de autoescuela. En los cursos de recuperación parcial los psicólogos no intervienen, y en los de perdida total, esta intervención se reduce a 1 o 2 horas, en el caso de que participen las asociaciones de víctas de accidentes de tráfico.
Ya que no se ha optado darle un carácter rehabilitador al sistema y quieren contar con la participación de los profesionales de la Psicología, es prescindible que seamos los psicólogos quienes nos ocupemos de la parte específica de los cursos, coherencia y responsabilidad.
En conclusión, nuestras previsiones de intervención en el permiso puntos no se han cubierto hasta ahora. La intervención psicológica es al día de hoy, como hemos visto, testonial y en unas condiciones poco favorables.
El cambio de actitudes frente a los accidentes en Seguridad Vial precisa, ineludiblemente, una participación mucho mayor de los psicólogos.
D. Roberto Durán Romero
Vocal del área de Psicología del Tráfico y de la Seguridad del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid)
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