Todavía no está probado que el va de los cigarrillos electrónicos sea perjudicial para terceros, pero sí que crea adicción en aquellas personas que no eran fumadoras antes de probarlos. Tampoco están demostradas las ‘alegaciones sanitarias’ que, como aseguran sus comercializadoras, ofrecen un efecto positivo a los que quieren dejar de fumar y los utilizan con este fin. Las tabaqueras están al tanto de todo ello, así como de los diferentes estudios que hablan de su carácter nocivo, pero se han subido al carro de su boom para esquivar las restrictivas leyes que ya regulan al tabaco.
La mayor parte de las tabaqueras cuentan con marcas de cigarrillos electrónicos en el mercado, que se venden a través de un nuevo negocio, normalmente franquiciado, que ha proliferado en los últos meses como la espuma. ¿Saben los emprendedores que han abierto una tienda de cigarrillos electrónicos todos estos datos, que se supone tienen que procionarle las tabaqueras? ¿Conocen la ley, que se va haciendo cada más prohibitiva con estos aparatos electrónicos? Porque aunque todavía la reglamentación que regula este sector esté ‘muy verde’ en Europa, y condicionada también el lobby de las tabaqueras, ya hay voces oficiales que piden una regulación urgente: la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de un informe, ha asegurado que es necesario prohibir el uso de los cigarrillos electrónicos en establecientos cerrados, controlar de manera estricta la publicidad que se hace de ellos y vetar la venta a menores.
En España este sector se reguló, aunque mínamente, a través de la reforma de la Ley de Defensa del Consumidor y se incluyó a estos dispositivos en la Ley Antitabaco, pero de forma poco clara, lo que en nuestro país se permite utilizar los cigarrillos electrónicos en lugares de restauración y centros de trabajo, aunque sí prohíbe su venta a menores.
¿Qué pasa con estos emprendedores que han invertido su dinero en este negocio sin conocer las verdaderas consecuencias del uso de estos dispositivos, ya que las tabaqueras no las han comunicado, y la legislación que puede acabar regulándolos? Porque lo cierto es que en muchas de las páginas web de las tiendas de cigarrillos electrónicos en España nos encontramos frases como ésta: ‘Ofrecen gran conveniencia, ahorran a sus usuarios una enorme cantidad de dinero y brindan el mismo placer que los clientes acostumbraban con los cigarrillos tradicionales – todo sin los problemas que acarrea el fumar’. Una afirmación que, como comentamos, no está probada.
Las leyes están llegando tarde para regular a este sector, y las que llegan están también mal comunicadas y perjudican a estos pequeños empresarios que han puesto toda su ilusión en un negocio que no es tan ‘milagroso’ como lo pintaban las tabaqueras…
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